Mente Saludable

Año nuevo ¿Vida nueva?

Año nuevo ¿Vida nueva?Cada otoño caen las hojas de los árboles, cada año se acaban las hojas del calendario, empezamos a sentir los vespertinos, nocturnos o mañaneros fríos y se intensifican las ganas de experimentar ese calorcito que viene de afuera y que calienta el espíritu.

Hace falta el trato cálido, la sonrisa, la mirada o la caricia del otro, reaparece añoranza por lo que se va y los suspiros por los vínculos con quienes se alejaron o se fueron.

Con frecuencia se alude, jocosamente y a manera de un largo ciclo —que algunos psiquiatras generalizan y describen como trastorno afectivo estacional—, al llamado puente Guadalupe-Reyes, festividades decembrinas pletóricas de entornos o personajes mágicos, místicos o religiosos, de profundos significados: guadalupano-mexicanos, navidades-nacimientos, noches viejas-años nuevos, noches con chocolate, roscas y llegada de los mágicos reyes; días de desvelo, a veces extendidos hasta los tamales del Día la Candelaria, días y noches de oportunidades para reafirmar vínculos familiares o amistosos, en los que se recrudecen ausencias, presencias y crisis que exaltan sentimientos de abandonos o carencias.

Fechas en las que resurge la infantil añoranza y la esperanza de lo nuevo, que a muchas personas entristece, temporada propicia para echar de menos a los seres queridos, especialmente cuando es la primera vez que los hijos se van: de viaje, a casa de los suegros o que el cónyuge no está.

Época en la que se recrudecen sentimientos de nostalgia, momentos en los que frecuentemente se trata de ignorar lo que se siente, vacíos que con bebidas, comidas o muchas compras absurdas se pretende llenar o sustituir las pérdidas no asimiladas, que son el trasfondo del incremento en estos días de las consultas e incluso las hospitalizaciones psiquiátricas.

Pareciera que el contactar con los vínculos internos que tenemos con los recuerdos de quienes ya no están o el conflicto por que este año no estuvieron, fuese algo prohibido y que hay que evitar.

Otras maneras de huir son algunos tipos de viajes, que buscan lugares paradisiacos o el evitar la participación en los ritos y costumbres. En nuestro contexto se han perdido gradualmente los rituales de las posadas y sustituido por reuniones en las que el alcohol y otras drogas han adquirido relevancia. En síntesis, los duelos no asimilados son la explicación de una gran cantidad de algo mas allá de las tristezas navideños.

Y después… el nuevo intento. No es casual que muchas personas elijan alguno de estos días, simbolizados en el nacimiento de Jesús, el año nuevo como un recién nacido o el muñequito oculto en la rosca de reyes, para iniciar un plan de cambios, de buenos propósitos que la mayoría de las veces en eso quedan, intentos de hacer dietas, ejercicios, dejar hábitos dañinos como el fumar, entre otros.

Parecería que entre la incertidumbre y el vértigo del actual ritmo de vida, se ha extraviado el cómo dar al cónyuge, los padres, los hijos o los amigos, el regalo sencillo, la generosidad y la ternura de un abrazo completo o la palabra justa para expresar el cariño no dicho.

Fuente: Ramón Clériga

Shares:

Related Posts

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *