Ser Mujer

Ser ‘mamá gallina’ puede frustrarte

Ser 'mamá gallina' puede frustrarte“Si puedo, claro que les ayudo a resolver sus problemas, para eso estoy”, dicen orgullosas algunas madres.

Esta actitud no tiene inconveniente si lo hacen cuando los hijos, la pareja u otro miembro de la familia se los pide y recibe de ellos ayuda similar. El problema aparece cuando intervienen sin que le pidan ayuda o si, para solucionar las dificultades de los otros, se olvidan de sí mismas.

El que las mujeres estén siempre dispuestas para servir a los demás es una demanda cultural, considera Maribel Nájera, del Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia (ILEF), y las que se animan a decir “primero lo mío” pueden ser vistas como frías y egoístas.

Las mismas mujeres se llegan a sentir culpables si no tienen suficiente tiempo para atender a su familia. Sin embargo, son ellas quienes eligen en qué grado jugar ese papel.

“Depende de qué tan apropiada esté de su proyecto de vida, se quedará con ese papel asignado”, comenta la terapeuta familiar.

Proveedoras

De esta actitud, llevada al extremo, nacen las que la conductora Fernanda Familiar define como mamás de teta grande en su libro homónimo de editorial Grijalbo.

“La teta grande significa siempre tener los brazos arriba, siempre estar lista para proveer. ¿Qué importa si estamos cansadas, con dolor de cabeza, con cólico, con ganas o no? (…) lo que nos interesa es estar ahí para él o para quien sea (…) incluso por encima de nuestra salud física y emocional”, escribe la conductora.

Nos han educado para hacernos cargo de la armonía familiar, de velar por el bienestar de todos. Las mujeres son las que deben ser tiernas, suaves y comprensivas con todos. Esto se ve en la atención de los hijos; ellas mismas piensan que deben educarlos y, si algo sale mal, se sienten responsables, y más si lo refuerza la pareja y la sociedad”, agrega Nájera.

Aunque la entrada de las mujeres al espacio público marcó el inicio de una transición en el rol femenino, en un principio se les dio “acceso al trabajo y la educación en actividades que eran extensión de las tareas domésticas: maestras, enfermeras, cocineras, secretarias, siempre al servicio de los demás, y ahora las profesionistas tienen esta carga de que si, no se hacen cargo de los demás, no son buenas madres, esposas, amigas”, observa la psicoterapeuta del ILEF.

Cuestión de autoestima

Para Familiar, después de reconocerse como una “mamá de teta grande”, las mujeres acostumbradas a siempre dar corren el riesgo de vivir con una sensación de vacío.

“Si bien en apariencia estamos al servicio de los demás, lo que nos motiva, lo que añoramos, es recibir el agradecimiento del otro: ‘Necesito que me reconozca para así sentirme importante'”, refiere en su libro.

Y es justo al no recibir tal reconocimiento, sobre todo de los hijos, cuando caen en la cuenta de que se olvidaron de sí mismas, dice Nájera.

“Los hijos llegan a la adolescencia y ya no las necesitan tanto; se dan cuenta de que no tienen un motivo de vida personal. A este fenómeno se le conoce como depresión del nido vacío”, explica la psicoterapeuta.

En ese momento se presentan dos caminos: construirse, sin importar su edad, un proyecto de vida, o buscarse a alguien más que se deje atender, ya sean los nietos, algún familiar, o un amigo enfermo o la propia pareja. Ella decide.

Básico

Lo que responda a estas preguntas le puede dar una idea de cómo están acomodadas sus prioridades para saber si se siente bien o algo le disgusta.

· ¿Cuánto (tiempo, dinero y esfuerzo) he dedicado a otros y cuánto a mí?
· ¿He atendido o ayudado a otros aunque no me sienta bien de salud o de ánimo?
· ¿Me hace feliz atender a los demás o en realidad lo hago más por obligación?
· ¿Necesito que me reconozcan para sentirme bien?
· ¿Desde cuándo no hago algo que me haga sentir muy contenta, feliz y relajada?

¿Se identifica?

Según Hebe di Filippo, directora del Ned Herrmann Group de México, estas son características de las “mamás de teta grande”:

· A pesar de que nadie les pide ayuda, quieren resolverle la vida al mundo entero.
· Tienen plena seguridad de que el otro no puede solucionar sus dificultades sin ellas.
· Organizan para ser queridas y reconocidas.
· Si se requiere, ejercen control y manipulación para que la armonía no falle.
· Sienten que ellas son las indicadas para hacer las cosas bien.
· Les gusta ser reconocidas por quienes las rodean.

Fuente: “Mamás de Teta Grande”, de Fernanda Familiar

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