Mente SaludableSexy-Salud

¿Casarse para no caer en depresión?

¿Casarse para no caer en depresión?De repente podría parecer que ciertos actos pueden ser soluciones fáciles a nuestros problemas. Por ejemplo, he escuchado a médicos decir a mujeres que padecen de endometriosis que un embarazo es la solución a sus problemas. Pero estará usted de acuerdo conmigo en que si bien puede mejorar el problema de salud, no es precisamente una razón para traer a un niño al mundo.

La misma sensación me dejó una investigación que se divulgó hace tiempo, que concluía que el matrimonio podía ser una buena alternativa para disminuir la depresión. Es decir, que si usted está triste, desmotivado, devaluado y sin ánimos, conseguirse una pareja lo hará sentir mejor. Efectivamente tener una pareja con la que uno se entiende bien ayuda a sentirse querido y con buen ánimo, pero hay que tener cuidado con las razones por las que uno elige una pareja si no quiere que a larga su relación se complique y, lo que primero pareció la salvación y la felicidad, se transforme en un círculo vicioso desgastante.

¿De qué se trataba el estudio? Un grupo de investigadores de la Universidad de Ohio, analizó los datos de 3 mil 66 personas menores de 55 años que eran solteras al momento de contestar a la US National Survey of Families and Household (Encuesta Nacional sobre Familias y Hogares de los Estados Unidos). Cinco años después, identificaron quiénes de ellos se habían casado y quiénes no, e indagaron acerca de la calidad de sus relaciones maritales y su nivel de depresión.

Y lo que encontraron fue que, al contestar una escala que mide la depresión, los casados obtenían mejores calificaciones que quienes habían permanecido solos; lo que los llevó a concluir que el matrimonio ayuda a evitar la depresión. No obstante, tampoco apareció como la solución ideal, pues quienes eran depresivos desde antes, se sentían menos contentos en su relación de pareja y tenían más conflictos que quienes no mostraban esa tendencia.

Efectivamente, casarse no es la solución para la depresión pero, además, engancharse con una pareja porque aparece como la salvadora en un momento difícil o en el que nos sentimos más vulnerables puede ser contraproducente a la larga.

Hay muchas razones por las que elegimos a una pareja, que van desde la famosa química, hasta para no sentirnos solos, por llenar un vacío, salir de una situación que no queremos y la unión con alguien aparece como una alternativa aceptable o, incluso, como explican los psicoanalistas, por cuestiones inconscientes que nos hacen sentirnos atraídos hacia personas que tienen rasgos de carácter similares a los de alguno de nuestros progenitores o que nos permiten jugar los juegos interpersonales que siempre hemos jugado adoptando papeles que conocemos muy bien.

El punto es que cuando tendemos a caer en la depresión, es posible que varios de estos factores estén presentes a la hora de elegir una pareja. Por ejemplo, buscar llenar un vacío o sentir que porque alguien nos quiere sí valemos la pena; razón por la cual buscamos hacer hasta lo imposible para que el otro no se vaya (lo que tememos constantemente que suceda) y aparezca de nuevo ese sentimiento de devaluación.

Pero, vamos por partes. Cuando nos rechazamos a nosotros mismos y sentimos que no valemos la pena -una sensación común entre quienes son depresivos-, sentimos que no tenemos nada que pueda atraer al tipo de persona que nosotros admiraríamos y nos gustaría tener al lado, y si ese individuo llegara a querernos, entonces perdería nuestra estima porque alguien que aprecia lo que nosotros rechazamos ya no podría ser tan admirable. Lo que nos lleva a establecer relaciones en las que nos sentimos devaluados. Complejo.

También puede suceder que al sentirnos desvalidos y vulnerables busquemos a alguien que nos dé seguridad. Podría sonar como una pareja compatible. Uno se siente atraído porque busca protección y admira a su pareja, y el otro está ahí porque se siente útil y necesitado.

Pero el problema está en que se puede establecer una dinámica en la que para que la relación siga teniendo sentido, la persona que busca protección no debe sentirse autosuficiente porque entonces dejaría de necesitar al otro, y si el otro ya no se siente necesitado, ya no tendría razón para seguir ahí.

El chiste en estos casos sería poder crecer como pareja y no quedarse estancados en aquello que en un principio los unió. Y para eso hay que empezar por identificar el problema.

Decía una psicóloga francesa que cuando una pareja llegaba a consulta, una de las primeras cosas que había que averiguar era cómo había empezado la relación, por qué se habían sentido atraídos el uno al otro. Eso, explicaba, da mucha información acerca del por qué de los conflictos que viven ahora.

Así que antes de buscar en el matrimonio la salida de la tristeza, la soledad y la depresión, quizá valga la pena darle una saneada a ese compartimiento del alma.

Fuente: Vivianne Hiriart

Shares:

Related Posts

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *