Mente Saludable

¿Se puede controlar el miedo?

¿Se puede controlar el miedo?Existen varios pasos para conseguir que el miedo no nos paralice: 1. Aceptar que lo tenemos, todos lo padecemos y no es debilidad reconocerlo. 2. Identificar cuál es nuestro miedo; a veces no es fácil reconocerlo. 3. Probablemente nuestro mayor miedo sea al rechazo. Hay que mirar de frente al miedo y hacerlo concreto.

Nuestro peor enemigo puede ser nuestra propia mente. Somos capaces de imaginar cosas mucho peores que la realidad. Por eso son tan peligrosos los miedos no clarificados, que pueden ocasionar mayor sufrimiento y consecuencias más dramáticas que las que realmente suceden.

Por tanto, lo mejor es que ante una amenaza, por ejemplo el desempleo, pongamos en papel las posibles consecuencias.

Pensar: “Si me quedo sin trabajo, ¿cuántos meses de indemnización me corresponden?, ¿cuánto tengo ahorrado?, ¿tengo contactos?, ¿cuál es mi empleabilidad?, ¿qué otro modo de tener ingresos visualizo?”.

Pero para superar los miedos lo mejor es centrarnos en nuestras motivaciones más trascendentes, es decir, aquellas que nos empujan a seguir adelante a pesar de los riesgos. Vale la pena recordar a Víctor Frankl, psiquiatra judío que estuvo en varios campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, según su libro El Hombre en Busca del Sentido (editorial Paidós), no se salvaron de aquel infierno los más fuertes, ni los más cultos, ni los mejor preparados, sino aquellos que tenían una motivación más allá de su propia vida: “Cuando salga veré a mis hijos”, “Cuando salga escribiré un libro”, “Cuando salga contaré esto al mundo”.

Sin embargo hay quien necesita una ayuda adicional y hoy en día los psiquiatras y psicólogos disponen de muchas técnicas para ayudar a las personas que sufren por el miedo.

¿Cuáles son los más frecuentes?

• El miedo al rechazo, íntima y constantemente ligado a la necesidad de aprobación.

• El miedo al fracaso.

• El miedo a la pérdida de poder, que es quizá el menos reconocido.

• El miedo a no llegar económicamente solventes al final de mes, que actualmente es el más extendido. Este temor no afecta a quienes viven sin responsabilidades, pero con una hipoteca conocerán este miedo.

• El miedo al cambio, que es el padre de los demás miedos, porque detrás de él se desarrolla cualquiera de los otros cuatro. Una fusión, una reestructuración laboral suponen que sintamos miedo, a no ser acogidos por un grupo, a fracasar en los objetivos marcados, a perder nuestro puesto en la jerarquía familiar o laboral o a perder el trabajo.

Fuente: Ramón Clériga

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