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Cambiar tu estilo de vida es bueno para tu corazón

Nacer con una predisposición genética para la presión arterial alta no significa que esté condenado a tener esta afección, según muestra un estudio a largo plazo.

“Es bien sabido desde hace muchos años que los genes afectan la presión arterial“, aseguró la Dra. Nora Franceschini, profesora asistente de epidemiología en la Universidad de Carolina del Norte y autora principal de un informe sobre el estudio. “También se sabe que el estilo de vida afecta la presión arterial. Ahora sabemos que interactúan y que el efecto de los genes varía entre los individuos que tienen diferentes conductas”.

Éste es un hallazgo importante porque la presión arterial alta es un factor de riesgo significativo para el ataque cardiaco, el accidente cerebrovascular y otras enfermedades cardiovasculares. El estudio, que aparece en la edición en línea de Circulation: Cardiovascular Genetics, “refuerza el mensaje de que los cambios en el estilo de vida pueden modificar el efecto de la genética“, dijo Franceschini.

El mensaje procede del Estudio Strong Heart Family, que ha analizado la diabetes y la presión arterial alta entre indios americanos en Arizona, Dakota del Norte y del Sur, y Oklahoma, un grupo étnico en el que la incidencia de ambas enfermedades es alta. El estudio incluye ahora más de 3,600 personas de 14 a 93 años.

El nuevo informe muestra que diferentes estilos de vida y estatus socioeconómicos influyen sobre el efecto de patrones genéticos heredados.

Cerca del 15 por ciento de la variación en la presión arterial diastólica, el número inferior en una lectura de la presión arterial, se debe a los genes, aseguró Franceschini. El estudio relacionó los efectos de tres características del comportamiento, beber, fumar y hacer ejercicio, con el de los genes. También evaluó el nivel de educación como factor socioeconómico.

El estudio encontró que los genes de la presión arterial alta tenían mayor efecto en los fumadores que en los no fumadores, dijo Franceschini. También encontró un efecto similar en el ejercicio físico. Y halló que diferentes genes afectaban la presión arterial de los que bebían en comparación con los que habían dejado de beber o que nunca lo habían hecho.

“Nuestro estudio muestra un efecto integral a través de múltiples comportamientos”, dijo.

Los hallazgos ayudan a responder si los genes por sí mismos determinan la presión arterial alta, apuntó el Dr. Richard A. Stein, profesor de medicina y director del programa de cardiología urbana de la Universidad de Nueva York y vocero de la American Heart Association.

“La respuesta es que no, por muchos factores”, dijo Stein. “El efecto real se explica sólo al añadir factores socioeconómicos y del comportamiento en la ecuación. De hecho, tiene más que ver con su forma de vida que con la predisposición genética con la que se nace”.

Fuente: HealthDay

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