La primavera significa el regreso de las temperaturas cálidas y los paseos al aire libre, y con ello, el retorno del lagrimeo y los ojos rojos; el cosquilleo y el escurrimiento nasal y, la comezón y las ronchas en la piel.
En esta época el ambiente está impregnado del polen primaveral, lo que provoca que las manifestaciones de las enfermedades alérgicas, como rinitis, asma y dermatitis atópica, se intensifiquen.
Además, en los últimos 30 años se han dado cambios en el medio ambiente que han provocado el incremento de personas que presentan enfermedades alérgicas.
En la reunión anual de la Academia Estadounidense de Alergias, Asma e Inmunología del 2010, investigadores reportaron, según los estudios que han realizado, que con el paso de los años se ha observado un incremento progresivo en la duración de algunas temporadas de polen.
“Con el calentamiento global, las plantas van a producir mayor cantidad de polen. Un árbol que antes producía un kilo de polen, por ejemplo, ahora va a producir kilo y medio, y vamos a empezar a ver más personas con enfermedades alérgicas”, advierte Gabriela Galindo, profesora del Servicio de Alergia de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Para evitar que las alergias se manifiesten, se recomienda evitar el uso de alfombras y muñecos de peluches, los cuales acumulan polvo; fumar o estar cerca de quien lo hace y tener contacto con animales domésticos, como perros y gatos. Otros consejos son mantener limpia la casa y evitar que ésta esté húmeda.
Fuente: Karla Torres
