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Los golpes lastiman y no educan

“El golpe no educa, el golpe maltrata”, afirma Jorge Pérez, especialista de la Facultad de Psicología de la UNAM. Sin embargo, hay quienes creen que sólo con el uso de la violencia física es posible corregir la conducta de los menores.

María Gutiérrez Niebla, pedagoga de la Escuela de Pedagogía de la Universidad Panamericana, explica que antes de que se promovieran los derechos de los niños, la disciplina por medio de los golpes era recomendada incluso por pedagogos y por psicólogos educativos, pues lo consideraban formativo.

En la actualidad, muchas personas están conscientes de que esto es maltrato y los golpes sólo originan que los niños se conviertan en adultos violentos. “Educar a base de golpes provoca adultos golpeadores que aprenden que los conflictos se arreglan así”, señala la académica.

Desafortunadamente, comenta Gutiérrez Niebla, muchos papás que fueron educados con golpes siguen haciendo uso de la violencia para imponer disciplina.

Pérez, experto en el estudio de mamás que maltratan a sus hijos, indica que hay personas que hacen uso de los golpes por ignorancia, porque es una costumbre en su comunidad o por características de su personalidad, como la intolerancia o la poca capacidad para vincularse afectivamente.

“Cuando se analiza un caso de maltrato debe ser individual porque tiene muchas variables. La violencia está asociada a múltiples factores”, dice.

Dinelia Rosa, directora del Centro de Servicios Psicológicos y Educacionales Dean-Hope, de la Universidad de Columbia, comenta que las nalgadas forman parte de la cultura en muchos países de América Latina y también en Estados Unidos. En varias naciones las “palmadas” hogareñas están prohibidas por ley.

Cuando un niño recibe amor y castigo físico de una misma persona, señala Rosa, eso abre la puerta para generar confusión en su mente.

“Yo no estoy de acuerdo, pero como trabajo con familias latinas y en nuestra cultura el castigo corporal es parte de nuestras costumbres, tengo que encontrar un punto en el que puedo comunicarme con sus padres para explicarles que esto puede afectar su comportamiento”, indica.

Gutiérrez Niebla menciona que los hijos deben saber que existen límites y cuando desobedecen tienen que ser reprendidos, pero la sanción o castigo debe ser impuesto de acuerdo con su edad y la falta.

Lejos de educar, coinciden los expertos, los golpes sólo generan daños físicos y emocionales en los niños que pueden tener repercusiones para toda la vida.

Fuente: Jorge Pérez, María Gutiérrez Niebla y Dinelia Rosa

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