Dieta & Nutrición

¿Le tienes miedo a la lechuga?

Es muy normal que los comensales en los restaurantes se abstengan de comer la lechuga. Por lo que la planta tiende a quedar abandonada en el plato.

Es muy normal que los comensales en los restaurantes se abstengan de comer la lechuga. Por lo que la planta tiende a quedar sola y abandonada a un lado del plato.

“Es que uno no sé si la lavan bien”, suelen comentar. Y sí señor. Esta preocupación tiene un buen fundamento.

Hace poco, según la Administración de Drogas, Alimentos y Tecnología (FDA) en Estados Unidos, la lechuga fue la principal protagonista en el 28% de los brotes infecciosos por alimentos registrados en los últimos años en ese país.

Se explica que una lechuga mal lavada puede hacer que el consumidor contraiga patógenos intestinales.

La lechuga se cultiva directamente en la tierra así que está expuesta a diversos descompuestos e incluso a heces y pues hay más bacterias, además la manipulación durante el recogido no siempre es la correcta.

ETAs (Enfermedades Transmitidas por Alimentos) como la E. coli (Escherichia coli), pueden contraerse a raíz de la deficiencia en el proceso de manipulación, conservación, transporte, distribución o comercialización de alimentos como la lechuga (altamente consumida), verduras y carnes.

Para el caso particular de esta planta, se tiende a comer cruda en ensalada, así que eso también es una de las causas por las que produce tantas enfermedades.

¿Cómo deberías manipularla?

Se recomienda lavar profundamente la lechuga con abundante agua, cortándola en cuatro pedazos y teniendo en cuenta que no queden residuos de tierra.

Se deben eliminar las hojas externas que estén oscuras o marchitas y deshacerse también de las raíces.

Microbiólogos también aconsejan diluir una gota de cloro en un litro de agua para lavarla, con esta baja concentración no existe grado de toxicidad, pero sí se cumple el propósito de desinfectar la lechuga.

El cuadro clínico de las enfermedades producidas por mala manipulación de alimentos, se caracteriza por presencia temprana de signos y síntomas como vómito, diarrea, dolor abdominal, dolor de cabeza, y algunas veces reacciones alérgicas, deshidratación y otras complicaciones que pueden generar incluso la muerte.

Fuente: Rosemary Pérez

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