Después de medio siglo de inversiones en investigación y de progresos en la comprensión de los complejos mecanismos del cáncer, la medicina sigue sin poder vencer a la enfermedad.
“A pesar de grandes gastos federales y privados en el estudio sobre el cáncer y de muchos hallazgos en los últimos diez años sobre sus mecanismos genéticos y bioquímicos, la medicina moderna ejerce un control mínimo (del cáncer) con relación a otras enfermedadesâ€, explicó Harold Varmus, premio Nobel de Medicina.
De hecho, “en valores absolutos, la tasa de mortalidad por cáncer se mantiene casi sin cambios en el siglo XXI, con relación a lo que era hace 50 años, mientras que en el mismo período cayó un 70% para el conjunto de las enfermedades cardíacas, neurovasculares e infecciosasâ€, prosiguió el antiguo director del Instituto Nacional de la Salud (NIH) de Estados Unidos. Según este oncólogo, no podrán hacerse verdaderos progresos sin “un cambio profundo de cultura†para que prime un espíritu de mayor colaboración entre investigadores, médicos, laboratorios farmacéuticos y autoridades sanitarias.
Haciéndose eco de esta inquietud, la presidenta de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO), Sandra Horning, se lamentó en el congreso anual de la asociación, de la disminución de las nuevas terapias moleculares disponibles en el mercado. En el 2004, el cantidad de estas drogas comercializadas descendió a su nivel más bajo en diez años, dijo.
Pero, según Majid Ezzati, de la Universidad Harvard (Massachusetts, noreste), “para ganar la guerra contra el cáncer no sólo debemos concentrarnos en las proyecciones biomédicas, sino también en las tecnologías y políticas que modifican los comportamientos y el medio ambiente que son responsables†de la enfermedad.
Según un estudio publicado el año pasado en la revista médica británica The Lancet, del cual Ezzati es uno de los autores, nueve factores de riesgo que pueden modificarse causan más de un tercio de las muertes por cáncer en el mundo. Estos investigadores examinaron doce tipos distintos de tumores cancerosos basados en la edad, el sexo y la región del mundo.
Así, en el 2001, de las siete millones de muertes causadas por cáncer, 2.43 millones (35%) se debieron al efecto acumulado de nueve factores de riesgo, de los cuales el tabaco fue el principal, respondiendo por al 21% de las muertes (29% en los países industrializados y 18% en los otros países).
El cáncer de pulmón es el más frecuente y registra la más fuerte progresión. Los otros factores citados son el alcohol, el exceso de peso, la inactividad física, el escaso consumo de frutas y verduras, la contaminación del aire urbano y las relaciones sexuales no protegidas por las cuales las mujeres son infectadas con los virus del papiloma humano (VPH), responsables del cáncer uterino y contra los cuales existe desde hace poco una vacuna eficaz.
Para Walter Willett, profesor de Medicina en Harvard y principal investigador en el mayor estudio oncológico en curso, financiado por el gobierno estadounidense, “más de un tercio de los carcinomas están probablemente vinculados con lo que se comeâ€, sobre todo en los países ricos como Estados Unidos, donde la obesidad es galopante. “El impacto potencial de un régimen alimentario sano combinado con el ejercicio físico regular y sin tabaco es enorme para evitar, por ejemplo, un 70% de los carcinomas de colonâ€, uno de los más frecuentes, dijo Willett durante el congreso de la ASCO. Los cambios de estilos de vida se están volviendo esenciales, destacaron los médicos.
Especialmente cuando el envejecimiento de la población en los países industrializados permite prever un aumento de la incidencia de los cánceres, con el consiguiente peso que supondrá para los seguros de enfermedad.
Fuente: AFP