Se puede disponer de esta fruta tropical en cualquier época del año, aunque su mejor temporada es la invernal, por lo que para disfrutar más de su sabor dulce, lo que se puede hacer es congelar piña y saborearla fría en los días de más calor. Su agradable dulzor y las propiedades nutricionales que nos ofrece, la han convertido en una de frutas muy apreciadas.
Sacarle el máximo partido
La piña al natural, en general tiene un gran tamaño, esto hace que adquirirla en el mercado y conservarla en el hogar presente una serie de dificultades, bien porque no haya espacio suficiente en el frigorífico o porque sólo la consuma una o dos personas de la familia. En estos casos, una piña natural puede resultar una cantidad excesiva, y si no se consume en unos días esta exquisita fruta se termina estropeando. Por esta razón, lo más frecuente es reservar la piña para cuando se cuenta con un mayor número de comensales o bien cuando se acude a un restaurante.
No obstante, una forma de aprovechar al máximo una piña natural y conservar esta fruta durante más tiempo es congelarla, cosa que no se puede hacer con otras frutas para las que la congelación modifica mucho sus propiedades organolépticas de olor, sabor y textura.
¿Cómo congelar la piña?
El truco para congelar la piña consiste en pelarla y cortar tantas rodajas como se desee. Se separa en raciones individuales y se introduce cada ración dentro de una bolsas de plástico y se congela directamente. Unas 10 horas aproximadamente antes de su consumo, se sacan del congelador las raciones que sean necesarias y se dejan descongelar en la parte inferior del frigorífico, que suele ser la zona menos fría. Una vez descongelada, se retira la piña de la bolsa y ya está lista para su consumo.
De esta forma la piña conserva todas sus propiedades nutritivas -entre ellas su contenido en fibra y en vitamina C-, y su delicado sabor dulce, y es una manera de aprovechar al máximo una fruta que por su tamaño hace difícil su conservación.
La piña natural, una vez descongelada, se puede consumir de muy diferentes formas. Se puede tomar de postre -sola o en macedonia-, en el desayuno, como acompañamiento de otros platos como las ensaladas o como aperitivo antes de las comidas para preparar al estómago para una mejor digestión.
Fuente: Consumer