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Cuidados extra tras una intervención coronaria

Atención a las pulsaciones por minuto antes y después una intervención coronaria como es el cateterismo. Los pacientes que experimentan un ritmo cardiaco acelerado precisamente en estos momentos tienen un riesgo significativamente mayor de mortalidad en los 90 días siguientes al proceso. Así lo confirma un estudio publicado en las páginas del Journal of the American Medical Association.

Cuidados extra tras una intervención coronariaAtención a las pulsaciones por minuto antes y después una intervención coronaria como es el cateterismo. Los pacientes que experimentan un ritmo cardiaco acelerado precisamente en estos momentos tienen un riesgo significativamente mayor de mortalidad en los 90 días siguientes al proceso. Así lo confirma un estudio publicado en las páginas del Journal of the American Medical Association.

Un equipo de científicos del Instituto de Investigaciones clínicas de Duke (Dirham, Carolina del Norte) ha analizado la incidencia de los dos tipos de trastornos de la frecuencia cardiaca más comunes en la muerte súbita: fibrilación ventricular (más de 250 latidos por minuto) y taquicardia ventricular (superior a 100 latidos por minuto en reposo), en pacientes con infarto de miocardio agudo sometidos a esta intervención coronaria.

No se trata de cirugía sino de intervenir las arterias enfermas introduciendo un catéter por la ingle o la muñeca hasta el corazón para, en primer lugar, visualizar el estado de las mismas. Después, cuando se localiza la obstrucción, se procede a la angioplastia. “Consiste en introducir a través del catéter un balón que se infla para desobstruir la zona. Posteriormente, se incorpora, de la misma manera, el stent, una especie de red metálica que sirve para que evitar un nuevo taponamiento”, explica Miguel Quintana Random, coordinador del servicio de Cardiología del Hospital de Torrevieja (Alicante).

Según el especialista, “las taquicardias y la fibrilación ventricular ocurren en un porcentaje extremadamente bajo, pero en este tipo de pacientes que ha tenido recientemente un infarto agudo, el músculo que ha sufrido dicho episodio está dolorido y es muy propenso a estos trastornos del ritmo cardiaco”. En estos casos, la frecuencia, por lo tanto, es mayor.

Teniendo en cuenta este mayor riesgo, el equipo investigador de Duke comenzó su investigación con el objetivo de “determinar la asociación entre ambos trastornos y las probabilidades de mortalidad en los 30 y los 90 días posteriores en este tipo de pacientes”, afirman los responsables de esta investigación.

Para ello, los investigadores analizaron a 5.745 pacientes con infarto de miocardio agudo (con elevación de segmento T) con intervenciones cardiacas realizadas en 296 hospitales de 17 países. Los participantes fueron divididos en cuatro grupos: sin episodios de fibrilación ni taquicardias, con ambos trastornos en cualquier momento, antes y después de terminar el cateterismo.

Fuente: elmundo.es

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