Sanar y restaurar el espíritu es lo que algunos psicoterapeutas, maestros de yoga, invocadores de ángeles, expertos en temascales o en rituales chamánicos, entre otros, se han propuesto al componer o interpretar más de 50 piezas musicales grabadas por el sello discográfico Shammanik Quest.
¿Pero sanarse de qué? De la mala calidad de vida que la humanidad en su conjunto y cada individuo se han acostumbrado a vivir, coinciden tres exponentes del movimiento Healing World Music.
La humanidad está en un momento de búsqueda y tiene dos posibilidades: engancharse con la parte de obtener satisfactores materiales para ser “feliz”, o entender que cada ser humano es parte de un todo llamado naturaleza y que un movimiento de cualquiera (materializado en acciones y comportamientos) afecta a toda la humanidad y el entorno que habita.
“El problema es que creemos que ya no somos parte de la naturaleza, como si nos hubieran hecho aparte; pero sin ella no tendríamos nada, porque todos vivimos interactuando”, comenta Jaime Yancelson, musicoterapeuta y director del sello discográfico.
Aquí es donde aparece la razón de ser de la denominada música para sanar: es una herramienta para iniciar el camino de conciencia sobre la naturaleza propia, agrega Carlos Vidal, ingeniero en electrónica y autor del CD Geometría Sagrada.
“El reconocimiento de la naturaleza nos puede sanar profundamente las heridas de no saber ni quién soy, ni hacia dónde vamos, ni de qué se trata este camino”, asegura Alex Sluky, cantautor devocional, quien grabó Sunali, secretos de una palabra.
Mezcla del mundo
Instrumentos, voces y ritmos del mundo, así como sonidos de la naturaleza son de las principales materias primas de los autores de este tipo de música.
“Mi intención es que la gente tenga acceso a excelentes músicos, cuya prinicipal vocación es sanar; son seres humanos que realmente están comprometidos, más allá de su existencia, con la del planeta y los demás seres”, dice Yancelson.
El Healing World Music permite escuchar desde instrumentos australianos, hindúes, árabes, mexicanos o de nueva creación, y cantos de culturas antiguas, como los empleados por chamanes para invocar espíritus, palabras en sánscrito, plegarias en hebreo y cantos gregorianos, entre otros.
“Creemos que este movimiento es lo contemporáneo del New Age de la década de los 80, lo que nos toca escuchar y crear es distinto, porque la humanidad ya cambió”, comenta el musicoterapeuta.
Por ahora, la mayoría de los músicos de Shammanik Quest son mexicanos, pero también han grabado a grupos y cantautores de Israel, Alemania, Brasil y próximamente de Australia.
Respuesta personal
Ser escucha de la música para sanar no requiere de conocimientos especiales, se trata de una vivencia personal marcada por la sensibilidad propia.
“No es la música la que sana a la persona, sino la actitud de la persona al utilizar esta música como un catalizador; el alcance real depende de la persona que lo escuche”, afirma Vidal.
El compositor señala que ha observado desde procesos de relajación profunda hasta estados de conciencia que llevan a algunas personas a utilizar menos fármacos para problemas de bipolaridad o tranquilizar los nervios.
También, el conocimiento de este tipo de música resulta un disparador para empezar un camino de mayor introspección, lo que eventualmente lleva a quien la escucha a un mejor estado de vida.
“Vemos de todas las respuestas: están quienes dicen que esto no es real y que se trata de pura locura, otros que dicen ‘entré con un dolor terrible y salgo caminando feliz’, y los que nunca se conectan.
“Los invito a que no tengan miedo, no es una música que les va a generar algo incontrolable en sus vidas; aunque la gente haya perdido un poco la sensibilidad, el cuerpo y el espíritu son muy sabios y aprovecharán sólo lo que necesiten, lo demás pasará desapercibido”, agrega Yancelson.
Remedio con ritmo
La Asociación Americana de Musicoterapia define esta disciplina como: “El uso controlado de la música con el objeto de restaurar, mantener e incrementar la salud mental o físico del individuo. Es la aplicación sistemática de la música, dirigida por un musicoterapeuta, con el objeto de lograr cambios de conducta. Estos cambios ayudarán a la persona a tener un mejor entendimiento de sí misma y del mundo que la rodea, pudiendo adaptarse mejor a la sociedad”.
Fuente: Shammanik Quest
