Las hispanas cuentan con la tasa más alta de incidencia de cánceres que tiene un origen infeccioso, como el cervical, frente a otros grupos raciales en EE.UU, según expertos que afirman que esto podría cambiar con prevención.
Así se desprende del más reciente Informe Anual de la Nación sobre el Estado del Cáncer, que se publica desde 1998 con datos de los Registros Central del Cáncer Inc., el Instituto Nacional del Cáncer, la Asociación Americana contra el Cáncer y los Centros para la Prevención y Control de las Enfermedades, (CDC).
Pese a que a nivel nacional los datos del informe son alentadores, no lo es tanto para los hispanos, particularmente las mujeres, ya que se resaltan las altas incidencias de cáncer cervical o cuello del útero, del estómago y hepático, especialmente entre puertorriqueñas, mexicanas y suramericanas.
De acuerdo con los CDC, aun con los esfuerzos por promover la detección temprana del cáncer cervical mediante prueba de Papanicolau, las hispanas siguen encabezando la lista de las más afectadas, con un 89 por ciento más de casos por año que las afroamericanas y las caucásicas.
En los Estados Unidos, cada año unas 10,000 mujeres son diagnosticadas con cáncer cervical, una enfermedad “100 por ciento curable si se detecta a tiempo”, y que no obstante termina con la vida de cerca de 3,700 féminas por año, de acuerdo con los CDC.
Este cáncer es causado por varios subtipos del virus del papiloma humano que se transmite sexualmente y que de acuerdo con datos oficiales afecta a unos 20 millones de personas en EE.UU.
Este virus también ha sido identificado como posible causa del cáncer de cabeza, garganta, boca y cuello, según dijo a Efe el doctor Rafael Mañón, especialista en oncología del Centro Médico Regional de Orlando, en Florida.
Asimismo destacó el poco uso de los medios preventivos del cáncer cervical por parte de las mujeres.
“Cuando la paciente llega hasta mi consultorio ya es muy tarde, quiere decir que no agotó o no pudo hacer uso de los recursos preventivos como la prueba de Papanicolau, el más común y efectivo método de detección temprana de cáncer del cuello del útero”, sostuvo.
El Informe Anual sobre el Estado del Cáncer que en su reporte publicado en octubre de 2006 hizo un enfoque especial en la población hispana, indica que “el poco uso de los servicios de exámenes selectivos de detección y el acceso limitado a la atención de salud”, son factores que influye en la alta incidencia de cánceres de origen infeccioso como el cervical entre las hispanas.
El reporte destaca también factores como “alta exposición a agentes de riesgo ambientales donde viven y trabaja (como por ejemplo los campos agrícolas y los efectos dañinos de los pesticidas en la salud de las campesinas) menos educación, dominio limitado del inglés, acceso limitado a los servicios de salud -debido a la falta de seguro médico- y predisposición genética al cáncer.
El cáncer cervical parece empero haber encontrado en una vacuna su mayor antagonista.
Se trata, según el doctor Mañón, de Gardasil, aprobada en junio de 2006 por la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA, en inglés) para prevenir el cáncer cervical.
Relativamente nueva, la vacuna no sólo es vista como la panacea contra el cáncer del cuello del útero, sino además es motivo de controversia entre quienes se oponen al suministro de la misma a niñas de entre 9 a 13 años de edad, como propone FDA, agencia federal que la cataloga de “efectiva y segura”.
“Pese al debate y la controversia, esta vacuna ha protegido el 70 por ciento de las mujeres y muchachas de los subtipos del papiloma humano 16 y 18 y evitado el 90 por ciento de las verrugas genitales, por lo que pienso que la misma es un excelente método de prevención”, dijo Mañón.
Agregó que aunque en EE.UU. aún no se prueba la vacuna en varones para conocer si también es efectiva contra ciertos tipos de cánceres de la boca, cuello, garganta y cabeza, en Europa, esta es una propuesta en progreso.
Fuente: EFE