La sabiduría popular dice que de la vista nace el amor y que los ojos son la ventana del alma, expresiones que dan cuenta de la importancia que tiene la vista para las personas.
Por eso, es necesario que acuda con un especialista para mantener en óptimas condiciones su salud visual, pues cerca de 80 por ciento de todo lo que aprendemos en la vida lo hacemos viendo, explica el optometrista Bernardo Leñero.
En México, más de 50 por ciento de la población tiene algún problema refractivo como miopía, astigmatismo o hipermetropía; sin embargo, son pocos los que buscan atenderse.
Y cuando lo hacen, los revisa una persona que no está capacitada, lamenta el experto, porque de las 11 mil ópticas que existen en el País, sólo 3 mil son atendidas por un licenciado en optometría.
“El optometrista es el encargado de la salud primaria de la visión, es el especialista que se encarga de diagnosticar, tratar y rehabilitar los principales padecimientos de los ojos y del sistema visual y debe contar con un título que lo avale”, señala.
En cada etapa de la vida las personas se enfrentan a diversos problemas que afectan su salud visual, indica Iván Camacho, profesor de la carrera de Optometría del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud del Instituto Politécnico Nacional.
En ese sentido, los cuidados y tratamientos varían dependiendo de si es niño, adulto o anciano. Por eso, con la ayuda del experto, le presentamos algunas recomendaciones para tener una salud visual óptima a cualquier edad.
Niños y adolescentes
En esta etapa, las principales alteraciones son miopía, hipermetropía y astigmatismo, aunque también se presentan casos de niños con una mala coordinación ojo-mano o que no tienen una buena visión binocular.
“Hay niños que están diagnosticados con déficit de atención y lo que tienen es un problema de binocularidad que a nadie se le ha ocurrido investigar”, comenta Camacho.
Otros problemas frecuentes son resequedad ocular provocada por ver fijamente durante varias horas el monitor de la computadora o la televisión; así como conjuntivitis, porque pasan más tiempo al aire libre y suelen frotarse los ojos con las manos sucias.
Si observa que su hijo tiene los ojos irritados, siente ardor, le duele la cabeza, tiene la visión borrosa, frunce el seño cuando lee y presenta bajo rendimiento escolar son signos de que algo anda mal con su vista.
Adultos
A esta edad, también se presentan casos de miopía, hipermetropía y astigmatismo, pero uno de los problemas más frecuentes es la presbicia o vista cansada, que provoca visión borrosa cuando la persona quiere ver televisión o leer.
Los adultos que utilizan durante muchas horas la computadora también suelen tener problemas de resequedad ocular, por lo que Camacho recomienda descansar la vista y mirar hacia un punto lejano de la oficina durante 6 minutos por cada hora de trabajo.
En esta etapa, lo recomendable es hacer un cambio en el estilo de vida, que implica cuidar la alimentación, tomar antioxidantes, hacer ejercicio y acudir con el médico periódicamente, para evitar la aparición de enfermedades crónicas que puedan causar daños a la vista.
Tercera edad
Los adultos mayores suelen presentar problemas visuales relacionados con la diabetes o hipertensión, enfermedades que al no estar controladas pueden ocasionar problemas más severos como la ceguera, explica Leñero.
La retinopatía diabética es la primera causa de ceguera en México, factor que podría revertirse si el adulto mayor acude con el médico para controlar la enfermedad y realiza cambios en su estilo de vida.
El glaucoma, que es un problema causado por el aumento en la presión del líquido interior del ojo (humor acuoso) que daña el nervio óptico, y la degeneración macular relacionada con la edad, que degenera la zona de la retina encargada de la visión de precisión, también son padecimientos frecuentes.
Para esta etapa, el experto recomienda mejorar la alimentación, consumir frutas y verduras que contengan vitamina A y carotenoides como zanahoria, mango y jitomate, además de utilizar lentes oscuros, para proteger los ojos de los rayos ultravioleta.
Fuente: Bernardo Leñero e Iván Camacho
