Olvídese de las cifras de colesterol o de presión arterial. No bastan para saber si va a sufrir un ataque cardiaco inminente. Un grupo de expertos, con el apoyo de Valentín Fuster, propone someter a toda la población a una ecografía y a un TAC coronario.
Los autores de la nueva guía defienden el chequeo rutinario masivo para poder frenar la epidemia del infarto de miocardio. Además, apuestan por la llegada de la polipíldora como tratamiento preventivo eficaz. Valentín Fuster anuncia que desarrollará en España los ensayos del nuevo test y del fármaco.
Hoy, seguramente, va a ser una de esas contadas ocasiones en las que el mundo de la Medicina se convulsiona ante un nuevo hallazgo o propuesta. El reportaje que usted está empezando a leer recoge una iniciativa valiente y ambiciosa de un grupo de prestigiosos cardiólogos que va a dar mucho que hablar y que puede ayudar a dar la vuelta a las estadísticas de mortalidad por enfermedad cardiovascular, la primera causa de fallecimientos en los países desarrollados.
¿Cómo? Olvídese del colesterol, la hipertensión o el tabaquismo. Bastará con una ecografía y un escáner; mirando con ellas el interior de las arterias de toda la población aparentemente sana, sin síntomas, pero con riesgo de desarrollar patología cardiaca. Al igual que el cáncer de mama, con la mamografía, o el de colon, con la colonoscopia, tienen su chequeo preventivo, los expertos proponen que el corazón cuente con el suyo, a pesar de que su eficacia no se ha demostrado con estudios. Valentín Fuster, el ‘gurú’ de la Cardiología, confiesa que apoya la propuesta y por eso va a probarla entre los españoles.
Provocativa, revolucionaria y decidida. Ni los que la amparan ni los que la han juzgado con voz más crítica han podido calificar de otra forma la iniciativa lanzada por la Asociación para la Erradicación del Infarto de Miocardio (AEHA, sus siglas en inglés), una institución formada por cardiólogos e investigadores de primera línea.
Se trata de una nueva guía, bautizada como ‘El chequeo para la prevención y educación del infarto de miocardio‘ (SHAPE’,’ siglas ” en inglés), en la que se recomienda realizar pruebas no agresivas de imagen, en concreto una ecografía de la carótida y un escáner de las coronarias, a todos los varones de más de 45 años y a las mujeres desde los 55, que no tengan síntomas, pero sí posibilidades de padecer enfermedad cardiaca debido a que presenten más de un factor de riesgo.
Razones por las cuales hacerlo sobran, según sus promotores. Porque la patología coronaria y los accidentes cerebrovasculares matan a más personas al año que todos los cánceres juntos en los países desarrollados; porque el aumento de la esperanza de vida elevará el número de víctimas de dichas enfermedades y, fundamentalmente, porque se está fracasando, con la armas actuales, en el intento de identificar a las personas más vulnerables a padecer un infarto y que podrían beneficiarse de terapias preventivas muy efectivas. Pero, por encima de todo, porque tal y como se establece en el SHAPE, la aplicación del chequeo preventivo salvaría anualmente las vidas de 90.000 personas, sólo en EEUU, un país donde el infarto mata a 479,300 hombres y mujeres cada año.
El español Juan Badimón, del Hospital Monte Sinaí de Nueva York (EEUU), y uno de los autores de la nueva guía, así lo justifica. «Antes se esperaba a que la enfermedad se manifiestara e intentábamos ayudar a los pacientes. Pero es más eficaz tratarla precozmente. Por ello surgieron nuevas herramientas con las que poder clasificar a la población, como el test de Framingham en EEUU o el SCORE en Europa, en los que se establecen las posibilidades que tiene un determinado paciente de sufrir enfermedad cardiovascular en función de ciertos factores de riesgo ya conocidos. Pero no están ayudando como esperábamos. De hecho, se sabe que hay personas que fuman, tienen niveles de colesterol elevados o hipertensión y no sucumben al infarto y otras, en cambio, con pocas de estas ‘papeletas,’ en las que la enfermedad coronaria se ceba».
La hipótesis, por tanto, que plantean los ‘padres’ de la iniciativa está respaldada en los últimos hallazgos sobre cómo detectar la aterosclerosis, la enfermedad metabólica e inflamatoria que causa el depósito de grasa en forma de placas en el interior de las arterias y que es la principal causa de la patología coronaria y de los accidentes cerebrovasculares. Su aparición se produce a edades tempranas y con el paso del tiempo progresa a distintas velocidades según cada individuo, en función de si tiene factores de riesgo o de su propia genética. Las Cinco Armas para proteger el Corazón El doctor Valentín Fuster propone cinco medidas para hacer frente a la enfermedad más letal de los países desarrollados:
- El primer paso es enseñar a los más pequeños, entre los cinco y 10 años, la importancia de proteger la salud. «Se ha demostrado que es muy eficaz la educación a edades tempranas de buenos hábitos de vida que luego se mantendrán en la madurez», insiste el experto.
- Para lograr un buen impacto de la prevención primaria y la secundaria (posinfarto), hay que empezar por comunidades pequeñas. «Yo creo que en este sentido hay determinados grupos de España que lo están haciendo muy bien», señala.
- Hay que entrar de lleno en la aplicación de leyes contra la industria tabaquera y con la industria de la alimentación. No solo debe intervenir el cardiólogo, propone también que «desde las autoridades se promuevan medidas que obliguen a todos los ciudadanos adultos a cuidar y proteger su salud. Este último punto también es bastante necesario para la prevención».
- La creación y distribución de una polipíldora barata será uno de los mejores medios para realizar una buena prevención secundaria.
- Este especialista lo añade que se podría incluir en estos cuatro puntos, el chequeo rutinario, «otra vía no menos importante».
Fuente: elmundo.es