Los opiáceos, hipnóticos y demás fármacos suministrados para provocar la anestesia general inutilizan el nervio vago, el cual activa, entre otras muchas cosas, la musculatura lisa o involuntaria del estómago y el intestino.
Por eso, el aparato digestivo necesita reposar durante un tiempo antes de funcionar de nuevo con normalidad.
Si bebes demasiado pronto tras salir del estado de inconsciencia de la anestesia, el paciente experimentará náuseas y vómitos.
O peor aún: el líquido ingerido podría llegar a los pulmones, ya que los actos reflejos de nuestro organismo, como la tos, también han sido amortiguados por la sedación.
Por otra parte, el ayuno prescrito antes de la intervención quirúrgica no tiene otro fin que evitar que el contenido gástrico se infiltre en el aparato respiratorio.
Fuente: Muy Interesante