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Los Radicales Libres

El consumo de aceites vegetales hidrogenados como la margarina contribuyen al aumento de los radicales libres.
Los Radicales Libres

Los radicales libres son átomos o grupos de átomos que tienen un electrón (e-) desapareado, en capacidad de aparearse, por lo que son muy reactivos.

Estos radicales recorren nuestro organismo intentando robar un electrón de las moléculas estables, con el fin de alcanzar su estabilidad electroquímica. Una vez que el radical libre ha conseguido robar el electrón que necesita para aparear su electrón libre, la molécula estable que se lo cede se convierte a su vez en un radical libre, por quedar con un electrón desapareado, iniciándose así una verdadera reacción en cadena que destruye nuestras células.

Este proceso debe ser controlado con una adecuada protección antioxidante. Un antioxidante, es una sustancia capaz de neutralizar la acción de los radicales libres, liberando electrones en nuestra sangre, los cuales, son captados por los radicales libres y transformados en moléculas estables. Así, nuestro organismo está luchando contra los radicales libres a toda hora del día.

El problema para nuestra salud se produce cuando nuestro organismo tiene que soportar un exceso de radiales libres durante años, producidos mayormente por contaminantes externos que penetran en nuestro organismo, ya sea como resultado de la contaminación atmosférica, el humo del cigarrillo que contiene hidrocarburos aromáticos polinucleares, así como aldehídos que producen distintos tipos de radicales libres en nuestro organismo.

El consumo de aceites vegetales hidrogenados tales como la margarina y el consumo de ácidos grasos como los de las grasas de la carne y de la leche también contribuyen al aumento de los radicales libres.

La protección que debemos tener para evitar el aumento de los radicales libres en nuestro organismo que aceleran la rapidez de envejecimiento y degeneración de las células de nuestro cuerpo es el consumo de antioxidantes naturales tales como:

  • Pro-Vitamina A. Presentes en la zanahoria, mango, tomates, melón, melocotón, espinacas, entre otros.
  • Vitamina E. Un antioxidante que mantiene la integridad de la membrana celular, protege la destrucción de la vitamina A, previene y disuelve los coágulos sanguíneos y retarda el envejecimiento celular. Se encuentra en muchas frutas y vegetales tales como aguacate, boniato, espárragos, espinacas, tomates, brócoli, moras, entre otros.
  • Vitamina C. Antioxidante natural que destruye el exceso de radicales libres, necesario para producir colágeno, importante en el crecimiento y reparación de las células de los tejidos, encías, vasos, huesos y dientes, y para la metabolización de las grasas, por lo que se le atribuye el poder de reducir el colesterol e incluso, como una protección añadida contra todo tipo de cáncer. Algunas fuentes de Vitamina C son grosellas, pimiento verde, kiwi, limón, fresas, coles de bruselas, naranjas, tomates, melón, entre otros.
  • El Selenio. Actúa junto con la vitamina E como antioxidante, ayudando a nuestro metabolismo a luchar contra la acción de los radicales libres. Ayuda a protegernos contra el cáncer, además de mantener en buen estado las funciones hepáticas, cardíacas y reproductoras. Es el más tóxico de los minerales incluidos en nuestra dieta. Fuentes alimentarias del selenio, carne, pescado, cereales integrales y productos lácteos.
  • Los Flavonoides. Compuestos encontrados en las plantas como frutas y vegetales, que son excelentes antioxidantes. Comúnmente se encuentran también en el té (principalmente té verde) y en el vino. En las frutas que fueron cosechadas hasta su maduración se encuentran gran cantidad de flavonoides, carotenoides, licopenes, zantinas, índoles y luteínas, todos con una potente acción antioxidante.

En resumen si queremos evitar el envejecimiento y las enfermedades causadas por el exceso no controlado de radicales libres en nuestro cuerpo, tenemos que llevar una vida sana, sin consumir cigarrillo (tabaco) y tener una dieta libre de grasas saturadas y ácidos grasos trans que puedan aumentar el colesterol malo y éste formar colesterol oxidado que contribuye a la arteriosclerosis.

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