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La nutrición acelerará tu recuperación

No se puede exagerar la importancia de una nutrición adecuada para el hombre físicamente activo. Durante largo tiempo se ha aceptado que entre más duro entrene uno, más sensible debe ser a sus hábitos nutricionales y complementarios.

No se puede exagerar la importancia de una nutrición adecuada para el hombre físicamente activo. Durante largo tiempo se ha aceptado que entre más duro entrene uno, más sensible debe ser a sus hábitos nutricionales y complementarios.

De hecho, la nutrición tiene impacto directo sobre el desarrollo y la recuperación neuromuscular.

Desafortunadamente, cuando se trata del papel de la nutrición en el manejo de las lesiones atléticas, aún debemos argumentar cierta ignorancia.

Históricamente, somos una sociedad dependiente de los medicamentos, ya que consideramos a los fármacos como una forma conveniente de curar todas nuestras enfermedades.

Aunque los calmantes, relajantes musculares y agentes antiinflamatorios pueden tener un efecto positivo en las lesiones, deben considerarse los riesgos asociados con otros sistemas del cuerpo y el impacto emocional en el paciente.

Los médicos quiroprácticos durante mucho tiempo han abogado por los aspectos nutricionales del cuidado de las lesiones, aun cuando la medicina “convencional” se ha mantenido desconsoladamente rezagada.

Como el Dr. Robert S. Mendelsohn señala en su libro “Confesions of a Medical Heretic” (“Confesiones de un hereje médico”):

“El médico estadounidense, parte de un enfoque muy fragmentario y por lo general incorrecto a ciertas dietas “terapéuticas” (para pacientes con gota y diabéticos: bajas en sal; para pacientes de vesícula y de reducción de peso: bajas en colesterol) descuida completamente la nutrición”.

Las cosas no han cambiado mucho desde que el Dr. Mendelsohn escribió esto en 1979. A los médicos que están de acuerdo con el cuidado nutricional y su suplementario incluso hoy se les lama maniáticos, raros, extremistas y matasanos.

Irónicamente, los expertos imparciales están encontrando que la intervención nutricional puede contribuir aproximadamente un 25 por ciento a la cura de una lesión.

Para los atletas lesionados que sienten la comezón de regresar a la acción, esto representa un bienvenido rayo de esperanza.

Para comprender el valor de la nutrición, primero debemos tener una comprensión básica de la naturaleza de la fisiología de lesiones. La lesión, o trauma, pude dividirse en dos categorías.

El macrotrauma representa una lesión severa, mientras que un microtrauma indica una lesión causada por tensión repetitiva. La inflamación, que consiste de dolor, hinchazón, enrojecimiento y ardor localizado, acompaña ambos tipos de lesiones.

Ignorado por la mayoría de los lesionados, y, en cualquier caso, de muy poco consuelo en ese momento, es el hecho de que la inflamación es en realidad el primer paso hacia la cura. Es después la regeneración y remodelación.

Durante la etapa de recuperación, ocurre la fagocitosis; esto es cuando las células muertas, desechos y bacterias son retiradas del lugar de la lesión y la coagulación comienza en la herida.

La regeneración ocurre cuando se forman los vasos capilares para llevar aminoácidos, azúcares, vitaminas y enzimas al área traumatizada. Eventualmente se forma una cicatriz.

Después, los fibroblastos comienzan su actividad, formando colágeno (tejido conectivo), el que se acomoda al azar por todo el tejido de la cicatriz, promoviendo una mayor curación. La vitamina C tiene un papel sumamente importante en el éxito de esta fase.

Finalmente, ocurre la remodelación. Este proceso puede tomar hasta un año. En esta etapa, el colágeno se realínea para proporcionar una máxima fortaleza. Aunque en raras ocasiones es tan fuerte como el tejido normal, se forma un viable puente conectivo.

Su viabilidad depende de la edad del atleta; sus antecedentes nutricionales; la duración de la inmovilización y la implementación apropiada del proceso de rehabilitación.

Es muy interesante que se haya encontrado que la inmovilización prolongada en realidad puede tener un efecto perjudicial en la curación funcional.

Un factor importante que contribuye a demorar la recuperación, acompañado por un dolor prolongado, es la proliferación de radicales libres en el cuerpo.

En su libro, que fue best-seller, “Eat to Win” (“Coma para ganar”), el Dr, Robert Haas describe las radicales libres como, “Fragmentos químicos sumamente reactivos y tóxicos dentro de nuestro cuerpo que son inestables y muy nocivos”.

El asalto de las radicales libres contra el tejido saludable, en particular el DNA de las células, retarda excesivamente el proceso de recuperación.

El catalizador de estos “mensajeros de la fatalidad” es el oxígeno de nuestra sangre. Oxida los ácidos grasos libres que sirven para proteger las células.

Para incrementar un programa de rehabilitación profesionalmente diseñado, las vitaminas, minerales y aminoácidos han demostrado ser de gran ayuda en el manejo del dolor y la recuperación de lesiones.

Utilícela como una guía práctica para su propia terapia nutricional, pero no como un sustituto del cuidado de un nutriólogo titulado. Y recuerde no caer víctima de la tonta máxima, “si poco es bueno, mucho debe ser mejor”.

La auto-administración arbitraria debe evitarse, puesto que las dosis efectivas de estas sustancias a menudo exceden la Dosis Diaria Recomendada, y un exceso sin supervisión puede dar por resultado efectos secundarios nocivos, algunos de los cuales también se indican en la gráfica.

Para complementar aún más su programa nutricional para el cuidado de lesiones, necesita modificar su conducta. En otras palabras, observe lo que come y bebe, y cómo dirige su vida.

Es un hecho bien documentado que su estilo de vida puede tener un impacto directo en su estado físico y emocional, ya sea que esté lesionado o no.

Seguir estos tips puede ser un paso saludable en la dirección correcta:

  • Disminuye el consumo de sal, o evítela por completo.
  • Disminuye o elimine el consumo de cafeína, puesto que actúa como diurético y reduce los niveles de Vitamina B, Calcio y Hierro en su sistema.
  • Disminuye o elimine el azúcar. Se ha encontrado que el azúcar interfiere con el papel del calcio en la conducción de los nervios. Esto puede causar que los nervios se vuelvan hiperirritables, incrementando marcadamente el grado de dolor.
  • Disminuye el consumo de grasa. Demasiada grasa puede alentar a las radicales libres, así como impedir la circulación y, de esta manera, el suministro oportuno de nutrientes al sitio donde se realiza la reparación de tejidos.
  • Deja de fumar por completo. Además de los obvios riesgos cardiorrespiratorios, fumar aumenta las necesidades de Vitamina C y afecta el PH (grado de acidez o alcalinidad) del disco invertebral (lo que puede exacerbar las condiciones del disco espinal).
  • Este consciente de que los antibióticos pueden reducir la concentración de Vitamina B y la absorción de calcio.
  • Elimina el alcohol, puesto que aumenta la pérdida de Vitaminas B-1, B-6, B-12 y D.

Aunque la terapia nutricional puede tener un impacto dramático sobre el dolor y la curación de lesiones, es una faceta de los servicios médicos que rara vez recibe la atención adecuada que se merece.

Sin embargo, los atletas que quieren sacar el mejor partido de su proceso de recuperación le tienen fe absoluta.

Entre más duro entrene, más deseará investigar los beneficios de esta extraordinaria forma de terapia.

Guía para una terapia nutricional

Nutrientes Efectos curativos Fuentes Efectos secundarios (cuando se ingieren dosis excesivas)
VITAMINAS:
Vitamina A Crecimiento y reparación de tejido; disminuye el riesgo de infección Queso, huevo, leche, verduras amarillas y verde oscuras. Disminuye apetito, vómitos, despelleja piel.
Vitamina B-6 Produce anticuerpos; mantiene balance de sodio y potasio; metaboliza aminoácidos. Granos enteros, pollo, pescado, papa, germen de trigo, col, betabel Relacionado con enfermedad del hígado.
Bioflavinoides Aumenta fortaleza de capilares y tejido conectivo. Frutas cítricas, uva, ciruela, chabacano, cereza.
Vitamina C Vital para mantener tendones, cartílagos, y huesos; útil en formación de cicatriz en heridas; ayuda en la formación de glóbulos rojos; combate infección bacterial; puede reducir estrés. Frutas cítricas, tomate, papa, brócoli, pimiento dulce, ensaladas verdes. Diarrea, dolor de articulaciones, piedras en riñón.
Vitamina E Disminuye inflamación, aumenta circulación. Aceite de germen de trigo, verduras verdes de hoja, nueces, frijoles secos.
MINERALES:
Calcio Coagulación sanguínea, contracciones musculares, conducción nerviosa; fortaleza en huesos. Leche, queso, plátano, verduras verde oscuras.
Cobre Formación de hueso; asiste en formación de hemoglobina. Hígado, granos enteros, almendra, verduras verdes de hoja.
Manganeso Desarrollo de hueso; ayuda a proporcionar ligamentos y tendones fuertes. Granos enteros, verduras de hoja, plátanos.
Magnesio Asiste en regulación de síntesis proteínica y curación de cartílagos. Granos enteros, verduras verdes de hoja, nueces, soya.
Selenio Preserva elasticidad de tejidos. Granos enteros, carne, pescado.
Zinc Reparación de tejidos. Carne de res, pollo, granos enteros, verduras.
AMINOÁCIDOS*
L-Triptófano Estimula liberación de químicos cerebrales que proporcionan efecto sedante. Bajo escrutinio, por estar relacionado con una condición llamada Síndrome de Eosinofilia Mialgia (SEM).
D-L, Fenilananina Permite a endorfinas permanecer más en el sistema.

L-Isoleucina,

Leucina

Valina

Incrementa reparación de tejido y crecimiento.
L-Arginina, Ornitina Estimula liberación de hormona de crecimiento, lo que asiste en formación de colágeno.

Fuente: Joseph J. Kolb

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