No hay mayor causa para llorar que no poder llorar, decía Séneca. Y es que, independientemente de género, cultura, nacionalidad o tiempo histórico, llorar es algo natural y es algo esencial y necesario.
“Es una expresión emocional y es una conducta humana normal, natural, que tiene una función, que es expresar sentimientos”, dice Omar Kawas Valle, psiquiatra.
Sirve como una forma sana de manifestar dolor físico o emocional por tristeza, duelo, nostalgia y es un reflejo también de angustia.
La gente que está sumamente preocupada, en una situación de crisis o quien siente coraje, culpa e incluso alegría, puede derramar lágrimas, describe el especialista.
Todas éstas son expresiones normales, comenta, sin embargo, sí hay dos casos en los que la presencia del llanto se puede considerar patológico o poco sano.
En el primero, se trata de pacientes con depresión clínica, trastorno del estado de ánimo que tiene como uno de sus síntomas llorar con mucha facilidad.
“¿Cómo lo reconoces?”, pregunta, “pues porque te das cuenta de que no hay una proporción entre la naturaleza del llanto y lo que lo despertó. “Cosas que normalmente no te harían llorar, te hacen llorar más fácil”.
Se trata de personas hipersensibles que en cualquier momento, en una variedad de contextos, pueden manifestar de esta forma sus sentimientos, explica.
Tienden además a magnificar los problemas, que es algo propio de la depresión, entonces la tristeza es más profunda y se expresa de forma frecuente (casi a diario), por lo general en aislamiento.
Otra forma insana es el llanto manipulador que se puede utilizar, entre algunos casos, para desactivar un enojo que siente otro hacia la persona o para tomar una posición de debilidad en una discusión, indica.
“Es un llanto que no es sano, que no corresponde a una emoción normal, que se utiliza como un recurso para no enfrentar una responsabilidad, o para fingir o para controlar al otro”, explica.
Fuera de estos casos, es una forma necesaria de proyectar sentimientos.
Fuente: Omar Kawas Valle