La anorexia y bulimia nerviosas están clasificadas como trastornos mentales y son enfermedades poco entendidas que tienen un impacto social y familiar muy grande.
Se advierte que entre 25 y 30 por ciento de las personas que padecen bulimia nerviosa tienen antecedentes de haber padecido anorexia nerviosa.
Las conductas que se asocian a la anorexia nerviosa son rechazo a mantener un peso corporal normal (los pacientes tienen un peso inferior al 85 por ciento del peso esperado); temor intenso a ganar peso o acumular grasa, alteración en la percepción del peso o la silueta corporal y, en el caso de las mujeres, ausencia de por lo menos tres ciclos menstruales.
La bulimia nerviosa se caracteriza por atracones recurrentes (al menos dos veces a la semana), seguidos por conductas compensatorias con el fin de no ganar peso como provocación del vómito, uso excesivo de laxantes, diuréticos o enemas; ayuno y ejercicio excesivo.
De acuerdo con los especialistas, las experiencias de abuso sexual, la insatisfacción con la figura y el peso corporal, la práctica crónica de dietas y algunos eventos traumáticos en la vida como las pérdidas; son factores de riesgo individuales que se asocian con estos padecimientos.
Entre los factores psicosociales se considera a los trastornos afectivos, rasgos de personalidad como ira, impulsividad y evasión de los conflictos y un estilo de pensamiento rígido que incluye sensación de falta de autocontrol y perfeccionismo.
También influyen los ideales culturales de belleza, las actitudes de la familia hacia el peso corporal, la falta de límites, la confusión de roles en la familia, las actividades que requieren un bajo peso y las críticas respecto al peso y la figura.
Fuente: Magdalena Ocampo y Alejandro Caballero