Un estudio reciente ha demostrado que consumir fructosa (un sustituto del azúcar muy habitual) no solo no nos recarga las pilas sino que puede incluso reducir nuestras ganas de hacer ejercicio.
Con la falsa creencia de que debes consumir algo dulce antes de hacer ejercicio, boicoteas tu dieta en todos los ámbitos; no solo la actividad física bajaría a mínimos sino que consumirás alimentos que favorecerían la creación de depósitos de grasa. Imagina: estás alimentando a tu cuerpo con azúcares y además no tienes la energía para eliminarlos. Muy mala combinación si lo que pretendes es bajar de peso o mantenerlo.
Pero, ¿por qué la fruta está en el mismo saco de los dulces? Porque, si bien es más saludable que los azúcares refinados, la fruta también contiene azúcar.
El estudio se realizó con dos grupos de ratones, durante 2 meses y medio. A los primeros les incluyeron en su dieta un 18% de calorías provenientes de la fructosa, y al otro el mismo porcentaje en glucosa. Lo que observaron es que el primer grupo había experimentado un aumento de peso, de grasa corporal y del tamaño del hígado, algo que no había sucedido con los otros ratones.
Y no solo eso sino que en aquellos que habían consumido fructosa notaron una disminución de la actividad física por lo que encima la ganancia de peso fue aún más acusada. Los investigadores no lograron encontrar la relacion causa-efecto entre la ingesta de fructosa y la reducción del ejercicio pero lo cierto es que estaba ahíl, y continúan estudiando los motivos.
Mientras se encuentran las causas, lo mejor es limitar el hábito de consumir ciertos alimentos con un alto contenido en fructosa para elevar tu energía, a saber: miel, frutos secos, mango, plátanos, pera, uva, sandía, piña, manzana y bayas. Además, pueden estar presente en todo tipo de snacks que siempre tenemos a nuestro alcance como barritas, dulces, galletas, bollería, pan, gominolas, yogures edulcorados y hasta aderesos para ensaladas.
Fuente: glamour.es