En la psiquiatría también hay modas. Estrés, histeria y autoestima son conceptos que cada vez dicen más voces.
Pero este último es uno de los más llevados y traídos, al que se le atribuye el éxito o fracaso en la vida, y al que Enrique Rojas, reconocido psiquiatra español, vincula con la felicidad.
La autoestima, explica, se construye con cuatro elementos: el físico, el psicológico, el social y el cultural.
Se trata de que la persona acepte su propio cuerpo, el aspecto físico, que reconozca y cuide lo que le gusta de él; incluso si hay partes que no le agradan tanto, intentar mejorarlas es válido. El objetivo es sentirse bien con uno mismo.
Respecto a la parte psicológica, hay que considerarse inteligentes, capaces de adquirir conocimientos y de expresar sentimientos. En lo social, hay que estar seguros de que establecer contacto interpersonal es algo que vale la pena, estar dispuestos a relacionarse, a cultivar amistades antiguas y a abrirse a otras nuevas.
Y en el aspecto cultural, hay que concebirse como un pozo sin fondo, es decir, siempre tener gusto por adquirir más conocimiento.
Quien logra conjugar de manera equilibrada estos elementos es muy probable que tenga una alta autoestima, precisa.
“Todos tenemos errores, cometemos fallas, pero si uno es demasiado crítico consigo mismo, como las personas perfeccionistas, siempre estaremos mirando al de más arriba, al que tiene más en lo económico, lo físico o lo social; en cambio, una persona sana no mira a los demás: se mira a sí mismo y siempre trata de sacar lo mejor de su persona”, señala el autor de varios libros sobre psiquiatría y psicología.
El perdón
Las personas con buena autoestima suelen tener confianza en sí mismas, y pueden salir adelante de las situaciones adversas, que en una sociedad tan vertiginosa son cosa de todos los días, comenta Rojas.
Esta actitud de vida sólo se consigue echando mano del perdón.
“El que sabe perdonarse y disculparse a sí mismo puede hacerlo con los demás; quien no se perdona nada y es muy estricto es alguien obsesivo, perfeccionista, y tiene mal pronóstico, porque significa que vive con baja autoestima”, dice Rojas.
Hay que desarrollar una mirada comprensiva para consigo mismo, aceptar los errores y “metidas de pata”, y procurar mirar más hacia adelante que hacia atrás; eso es tener la capacidad de perdón.
La felicidad
A la capacidad de perdón se le debe sumar la de hacer todo lo posible por alcanzar la felicidad, que comparte su característica de subjetividad con la autoestima, porque cada persona tiene sus propios parámetros para definirlas.
La felicidad es una condición más sencilla de alcanzar cuando, según el psiquiatra, se establecen objetivos reales en el proyecto de vida.
“Hace pocos días, hablaba yo con un señor que tiene una tienda de frutas en Madrid, y me decía: ‘Mire, yo no tengo una carrera universitaria, pero en mi tienda están las mejores frutas de Madrid. Estoy feliz con lo que hago y físicamente me siento bien’; en su autoevaluación, este hombre se dio una nota muy alta porque se sentía feliz”.
Una persona insegura, reservada, crítica consigo misma, que ve más lo malo que lo bueno y siempre tiene una nota negativa con respecto a su personalidad no hubiera podido decir lo mismo.
Para lograr construir la autoestima, sin caer en el narcisismo, Rojas recomienda “querer y aceptar las partes corporales que no puedan cambiarse; construir un proyecto de vida coherente y realista, tener capacidad para superar las adversidades y heridas del pasado y echarle sentido del humor a la vida personal”.
Fuente: Enrique Rojas