El número de bebés que nacen más pequeños que el prematuro clásico y sobreviven ha aumentado en los últimos años, coincidieron especialistas.
Las nuevas técnicas y estrategias de manejo perinatal inmediato que se han desarrollado en México y en América Latina, señalaron, han permitido que en el País alrededor del 95 por ciento de los niños menores de 28 semanas de gestación sobrevivan.
Cuando un recién nacido pesa menos de 2 mil 500 gramos es considerado un prematuro de bajo peso clásico; los que nacen con menos de mil 500 gramos son prematuros con muy bajo peso.
Y el que es menos de mil gramos, menos de un kilo, ése es el de extremadamente bajo peso al nacer, y son los que están naciendo cada vez más.
Estos niños, por la inmadurez con la que nacen, pueden presentar mayores problemas en el tubo digestivo, en el sistema nervioso central, así como más riesgo de infecciones, problemas cardiacos y pulmonares.
Los embarazos adolescentes, fumar, padecer enfermedades crónicas inflamatorias y los embarazos múltiples son factores que contribuyen a que los bebés nazcan antes de término.
Para prevenir esta situación, los especialistas recomendaron a las mujeres tomar en cuenta la edad para embarazarse, ingerir ácido fólico y hierro y llevar una correcta alimentación.
Si ya nació un bebé prematuro, es importante cuidar su alimentación, la cual debe incluir mayor cantidad de proteína, ácidos grasos, vitamina D y calcio, de acuerdo con los especialistas.
Cuando un bebé pesa menos de mil 500 gramos debe iniciar su alimentación por vía intravenosa y oral para darle un aporte importante de aminoácidos, lípidos y carbohidratos que, idealmente, se venía dando a través de la placenta.
La leche humana es insustituible, consideraron, para el bebé prematuro como para el de término, pues posee elementos bioactivos que favorecen su neurodesarrollo, al tiempo que actúa como un mecanismo de defensa contra las infecciones.
Fuente: Jorge Higuera, Carlos López, Leticia Echániz.