El llanto de un bebé, así como las dificultades para alimentarlo y entrenarlo para ir al baño son las causas más comunes por las que alguien lo sacude.
La frustración que se acumula con tales situaciones puede detonar que los papás o cuidadores de los niños los zaradeen. Igualmente, el estrés, la depresión, la ansiedad, el abuso de sustancias y el poco control de los impulsos.
Lo que puede parecer una simple sacudida puede provocar daños irreversibles e incluso la muerte del pequeño. A los signos y síntomas provocados por una sacudida o impacto violento en la cabeza del niño se le conoce como síndrome del bebé sacudido.
Se define como una serie de hemorragias intracraneales, dentro del cráneo, y hemorragias oculares, dentro de los ojos, que no son accidentales y que ocurren en bebés y niños pequeños.
El grado del daño cerebral depende de la cantidad y duración del zarandeo y la fuerza con que se ejerce el impacto en la cabeza. Con frecuencia no hay evidencia externa del traumatismo, ya sea en la cabeza o el cuerpo.
Síntomas y consecuencias
Varían en un espectro de alteraciones neurológicas menores, como irritabilidad, letargo, temblores, vómitos; a mayores, como convulsiones, coma, estupor, muerte.
Estos cambios neurológicos son causados por la destrucción de las células cerebrales secundarias al traumatismo, por la falta de oxígeno en las células del cerebro y por la hinchazón del cerebro.
Aproximadamente 20 por ciento de los casos son fatales en los primeros días posteriores a una lesión, y aquellos que sobreviven sufren una variedad de discapacidades que van de trastornos leves del aprendizaje, pasando por dificultades de coordinación, cambios de la conducta, discapacidades cognitivas, dificultades para alimentarse, disturbios visuales hasta llegar a afecciones severas, como discapacidades mentales profundas y de desarrollo, trastornos epilépticos, parálisis, ceguera, hidrocefalia o algún estado vegetativo permanente.
¿Con cuántas sacudidas se puede causar daño?
No existe una respuesta absoluta en cuanto al número exacto de sacudidas necesarias para ocasionar este síndrome ni tampoco la hay en cuanto a la duración de tiempo que una persona típicamente pueda sacudir a un niño en circunstancias de maltrato. La mayoría de las sacudidas probablemente duran 20 segundos o menos, con tal vez unas 40 o 50 zarandeadas.
¿Quiénes son los agresores?
Un estudio realizado en Utah, en 1998, sobre las incidencias y los factores de riesgo de este síndrome en esta ciudad de Estados Unidos reveló que el 54 por ciento de los agresores eran los papás, de estos, 83 por ciento eran los hombres.
De todos los casos en este estudio, 67 por ciento de los agresores son los padres hombres, padrastros hombres o novios de las madres que conviven con ellas.
Además, el 68 por ciento de los agresores están a cargo del cuidado del niño que maltratan.
¿Por qué sucede?
· La cabeza del bebé es grande y pesada, representa cerca del 25 por ciento del peso total de su cuerpo.
· Los músculos de su cuello son muy débiles para soportar el tamaño de la cabeza, que es grande.
· El cerebro del bebé no ha madurado y se lesiona con mayor facilidad.
· Los vasos sanguíneos alrededor del cerebro del bebé son más susceptibles a destruirse que los vasos sanguíneos de los niños mayores o adultos.
Fuente: Asociación Americana de Trauma Cerebral