Ser papá biológico es difícil, pero es aún más complejo ser padre de hijos que no son de sangre; sin embargo, no es imposible ganarse su respeto y amor. Para ello, se necesitan algunas estrategias y mucha paciencia, coinciden terapeutas de familia.
Flexibilidad, tolerancia, cariño y sentido del humor son algunas de las semillas que deberán sembrar para cosechar una relación armónica.
Inicialmente, los hijos se sienten muy enojados porque no decidieron que su mamá entablará una segunda relación, así que las protestas no se hacen esperar, explica María Enriqueta Gómez, directora del Instituto de la Familia en la Ciudad de México.
El padre sustituto, explica, debe tener capacidad para contener afectos negativos y agresiones gratuitas.
“¡Tú no eres mi padre!” es una frase que escucharán con frecuencia y para la que deben estar preparados. Existen dos escenarios: que responda diciendo “No soy tu padre biológico, pero sí funciono como tu padre” o que se asuste y deje que la madre sea quien se haga cargo de los hijos, comenta la terapeuta.
Pero, si el papá sustituto decide no dejarse vencer ante el reto, puede lograr ejercer la función paterna, que consiste en brindar cariño, proteger y cuidar a los hijos hasta que los pequeños se identifiquen con él como si fuera su padre biológico.
Según Terry Weisz, coordinadora de la Unidad de Terapia Médica Familiar del Hospital Ángeles del Pedregal, la edad de los hijos también determina en mucho la facilidad o la dificultad con que el papá sustituto se integre a la familia.
“Si son niños pequeños, el vínculo se hace muy rápido, pues la mamá, el padrastro y los pequeños aprenden juntos; la adaptación es más fácil.
“Si los hijos son adolescentes, la situación es más complicada porque se resisten más a la autoridad”.
Las reglas claras
Una de las mejores formas de lograr que el padre sustituto deje de verse como el enemigo en casa es poner las cartas sobre la mesa.
Los adultos tienen que establecer las reglas de la casa. Eso evitará conflictos porque los hijos no sentirán que están recibiendo órdenes del papá no biológico, sino que tienen que acatar las reglas del hogar, indica Gómez.
Cuando los niños tienen más de 8 años, incluso pueden participar en la elaboración de estas reglas, pues ya tienen claro el concepto de norma; pero el voto final tiene que depender siempre de los adultos.
El papá sustituto se puede sentir realizado cuando logra convertirse en el modelo a seguir. Que los hijos cuenten con este modelo no es cosa menor porque en el futuro eso puede determinar que consigan establecer una buena relación de pareja y contar con habilidades de comunicación y para solucionar problemas, puntualiza Weisz.
La terapeuta de pareja y familia explica que otra clave para que padrastro e hijos tengan una buena relación es el vínculo que la mamá y los hijos logran con el papá biológico.
“Cuanto mejor sea su relación con el padre biológico, más serán las posibilidades para que se relacionen armónicamente con el padrastro.
“Si la relación de la mamá con el papá es mala, a los hijos les costará trabajo tener una buena relación con el padrastro porque sentirán que les son desleales a su papá”, aclara.
Así que es muy importante que, si los papás se separan o divorcian o el padre biológico muere, madre e hijos atraviesen el proceso de duelo con ayuda terapéutica.
Además, los hijos deben tener claro que, pese a la separación o divorcio, los papás biológicos lo siguen siendo para toda la vida.
Lo ideal es que el padre biológico esté presente cuando se susciten problemas serios con los hijos.
“Si existe una buena relación entre todos, el padrastro también puede ser de gran apoyo”.
Weisz afirma que, cuando los hijos no conocieron al papá biológico, el padrastro la tiene más fácil porque es la única figura masculina que tienen.
Las terapeutas coinciden en que los papás sustitutos deben estar conscientes de que pueden convertirse en excelentes padres.
Fuente: María Enriqueta Gómez y Terry Weisz
