Si las peluqueras pueden enseñar a hacerse una autoexploración de la mama a las mujeres, ¿por qué no convertir a los barberos en aliados en la lucha contra el cáncer de próstata? Ésa fue la idea de un ciudadano estadounidense, Virgil Simons, que ha puesto en marcha una cruzada contra este tumor centrada en las barberías del país. Su iniciativa cuenta ya con el apoyo de 100 centros médicos de EEUU y 4,000 peluqueros.
La historia de Simons comenzó hace 12 años, cuando él mismo fue operado de un cáncer de próstata. Todo el proceso de la enfermedad, reconoce, le dio energía suficiente para poner en marcha una página web (theprostatenet.com), una línea telefónica de atención gratuita, y ahora, una ambiciosa campaña educativa dirigida a sus congéneres.
Especialmente a los varones negros, una población que según las estadísticas tiene un 60% mayor de riesgo de cáncer de próstata que los hombres blancos; probablemente por una mezcla de factores genéticos y sociales. “Sabía que tenía que haber alguna forma de llegar a aquellos en riesgo de desarrollar la enfermedad, especialmente a los de las minorías étnicas”, ha declarado el señor Simons a algunos medios locales. Las probabilidades de un americano negro de morir a causa de este tumor son 2,5 veces superiores a las de los blancos.
Con esta idea puso en marcha su último proyecto, un programa capaz de dar formación a cientos de barberos para que actúen como cadena de transmisión y sean capaces de hablar a sus clientes sobre prevención y diagnóstico precoz. De los 300 profesionales que inicialmente recibieron formación en esta materia a cargo de profesionales sanitarios de todo el país, ya han pasado a más de 4.000. Muchos de ellos disponen en las barberías de ‘estaciones multimedia’ capaces de mostrar vídeos informativos, folletos, páginas web e, incluso, archivos de PodCast para que la formación sea aún más interactiva.
Aunque aún no disponen de ningún dato concreto, ya se ha diseñado una encuesta para conocer los efectos que tiene esta información entre los varones que acuden a estas barberías. “Sabemos que algo está cambiando“, se atreve a aventurar el señor Simons, “cada vez más peluqueros se interesan por esta iniciativa y son muchas las instituciones médicas que han recurrido a ellos”.
Fuente: elmundo.es