Dieta & Nutrición

Con estrés y sin hambre

Los trastornos alimenticios siguen sumando nuevos términos y debilidades. Hasta hace algunos años, el tema se limitaba a la anorexia y la bulimia

Los trastornos alimenticios siguen sumando nuevos términos y debilidades.

Hasta hace algunos años, el tema se limitaba a la anorexia y la bulimia. El tiempo se ha encargado de identificar la pregorexia (dejar de comer en el embarazo para no engordar) y recientemente se une la estresorexia, aun poco conocida entre los expertos.

Este desorden ataca principalmente a mujeres de 30 a 40 años que trabajan, son exitosas en su medio y tienen grandes expectativas sobre sí mismas. Contrario a la anorexia, que generalmente son adolescentes y sufren de baja autoestima.

Todo empieza por el estrés y la presión. Luego sienten que se les cierra el estómago y es muy evidente que bajan de peso.

“Quieren comer, pero están presionadas por el trabajo”, explica Alberto Balderas, médico bariatra. “Empiezan a saltarse comidas y si se prolonga mucho tiempo el comer correctamente, esta alteración tiene consecuencias físicas a largo plazo, sobre todo si ya existían problemas de desórdenes alimenticios”.

Agrega que quienes sufren de estresorexia cortan el hambre con bebidas estimulantes, como refrescos de cola, energizantes y café, y el cuerpo tiende a acostumbrarse a una comida o dos, o recurrir en cualquier momento del día a los alimentos chatarra.

El médico sugiere, para contrarrestar estos síntomas, acudir a una consulta médica, que desaparezcan de su alimentación las bebidas estimulantes y comer cada dos o tres horas alimentos saludables.

“Aunque si desayunan, comen y cenan con eso tienen”, señala. “Todas las personas deben tener la conciencia de hacer las tres comidas al día, pero quienes sufren de este trastorno no se les puede sugerir que coman cada dos o tres horas, porque corres el riesgo de que elijan colaciones poco nutritivas”.

También está de por medio, para superar el mal, hacer ejercicio, aunque quizá se antepone el pretexto de que les falta tiempo, e insistir en ingerir frutas, verduras, fibra y tomar algún suplemento rico en vitamina B, para que les dé un poco más de hambre.

El especialista comenta que, al conocer actualmente en qué consiste la estresorexia, se da cuenta que le han llegado a su consulta casos con este trastorno, pero no los había identificado porque el término es muy nuevo.

Hay gente que lo padece y no sabe. Dice: ‘no comí porque tuve trabajo’ o ‘puse una junta’. Si tienes que comer a cierta hora debes aprovecharla”.

Estudios recientes en Argentina, sin embargo, señalan que actualmente se incentiva en los ámbitos laborales el hecho de comer poco, o quizá nada, sentados en el escritorio.

¿Y quiénes comen por estrés?

Generalmente, se piensa que la mayoría de las mujeres comen más cuando padecen ansiedad o estrés. “Por lo regular, son quienes no tienen trabajo, y las que sí están ocupadas es porque sufren desórdenes alimentarios que ellas mismas se los van produciendo.

“Tratan de comer alimentos chatarras para quitarse el apetito, pero el problema es que lo hacen a cada rato y empiezan a engordar y, por el mismo estrés de verse más gorditas, ingieren más calorías de las que están quemando; no beben agua, ni tienen un horario de comida”.

Explica, además, que dejar de comer no siempre significa adelgazar, al contrario, se puede aumentar de peso, porque lo más seguro es que si se hace una comida o dos al día, éstas contengan muchos carbohidratos para tratar de compensar lo que no ingirieron.

En la alimentación, dice el médico, hay que valorar la cuestión psicológica: ¿Estás presionada porque quieres bajar de peso o porque estás bajando de peso?

“Yo tengo pacientes que trabajan y dicen que no tienen tiempo para comer, pero tú tienes que decidir darte ese espacio. Muchas de ellas se quedan en la oficina, ¿y qué van a comer? ¿Lo que se encuentran? Seguro son hamburguesas o alimentos chatarras”.

Se sugiere que si la persona se asigna sólo 10 ó 20 minutos para comer, que con tiempo pida a algún establecimiento de comidas un platillo saludable, para que no caiga en el error de recurrir a las máquinas expendedoras de frituras y galletas.

Aconseja que una noche antes preparen su comida, porque siempre habrá la oportunidad de calentarla en cualquier lugar al que vayan, o pueden optar por ensaladas frías.

¿Cómo detectar un desorden alimenticio?

  • Inventan excusas constantemente para no comer en público
  • Ignoran los comentarios preocupados de otras personas sobre la apariencia poco saludable
  • Justifican o hacen pasar por lo casual el hecho de saltarse una comida
  • Utilizan la cafeína u otra bebida energizante para aumentar el rendimiento, pero luego empiezan a sentir debilidad

Fuente: Alberto Balderas

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