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Deja el salero a un lado

Si, hipotéticamente hablando, tu requerimiento diario de pastel fuera de una rebanada, pero tú decidieras, nada más porque te sabe rico, comerte cuatro rebanadas todos los días... ¿qué pasaría con tu salud?

Deja el salero a un ladoSi, hipotéticamente hablando, tu requerimiento diario de pastel fuera de una rebanada, pero tú decidieras, nada más porque te sabe rico, comerte cuatro rebanadas todos los días… ¿qué pasaría con tu salud?

En la misma proporción anda el consumo de sodio que la mayoría ingiere a través de la sal que todos los días está en tu mesa.

De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el consumo de sal en los mexicanos duplica la recomendación médica para una persona saludable. Mientras que la OMS sugiere una ingesta de 2.5 gramos de sal al día, en México se sobrepasan los 5 gramos, en promedio, y hay quienes consumen hasta 12 gramos al día.

Esto aumenta tres veces el riesgo de desarrollar hipertensión arterial, que además de ser un factor para desarrollar enfermedades del corazón y cerebrovasculares e insuficiencia renal, causa alrededor de 40 mil muertes al año en México.

Un mayor esfuerzo

El sodio es un electrolito que circula en la sangre y una de sus principales funciones es servir como medio de equilibrio hidroelectrolítico; además, contribuye a la conducción de impulsos nerviosos y el control de las contracciones musculares.

El problema es el exceso, que obliga a trabajar de más al organismo y acarrea, por lo tanto, problemas en la salud.

“Ya que nos acostumbramos a comer más sal de la debida, nuestro cuerpo debe hacer algo al respecto, y para ello afortunadamente contamos con un par de riñones que nos ayudan eliminar todo lo que sobra o desechamos. Ellos se encargan de eliminar la sal que no es necesaria”, explica el médico familiar Jesús Vázquez, catedrático del Departamento de Ciencias Clínicas de la Universidad de Monterrey, México.

¿Cómo se elimina el exceso? La sal que se ingiere pasa al estómago y de ahí a la sangre, para después pasar por los riñones. Ahí una hormona renal tiene que trabajar más para excretar el sodio, porque no debe existir en grandes cantidades, pues de lo contrario extrae el agua de las células y las deshidrata. Sin embargo, los riñones no hacen magia.

“Mientras hacen su trabajo, la sal extra estará en nosotros y podrá afectarnos; el daño dependerá de su cantidad y de la resistencia o debilidad de nuestro organismo. Obviamente un cuerpo enfermo tardará más tiempo en eliminar la sal o simplemente no lo podrá hacer, con lo cual se dañará aún más”.

En realidad, la sal no es esencial en la dieta. El sodio sí, aunque se encuentra en prácticamente todos los alimentos, por lo que no se requiere su consumo extra.

Hay alimentos que tienen más sodio que otros, como los productos de origen animal, la leche y embutidos. También las espinacas, galletas y cereales, así como los alimentos procesados y los concentrados para caldos.

Así que, a la larga, esconder el salero más que quitarle sabor a tu comida, podría sumarle años a tu vida.

Fuente: Jesús Vázquez

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