La playa es uno de los sitios donde más gente se lesiona. Normal, si se tiene en cuenta que muchos de los sufridos que se esfuerzan por los arenales llevan el resto del año una vida sedentaria. Once meses sentados en la oficina, cogemos las vacaciones y nos entra el furor deportivo.
Lo que menos puede pasarnos es que por la tarde estemos rojos como cangrejos y con unas agujetas que no podamos ni toser. El problema es que nos podemos lesionar. Practiquemos cualquier deporte o nademos debemos ser cautos y no sobrepasar nuestro estado de forma.
En los deportes de arena: palas (no seáis muy pesados, que el pin-pan, pin-pan, pin-pan molesta bastante), voley, fútbol y demás, pensad que los movimientos en ese suelo son muy diferentes y podéis haceros daño. Se recomienda usar calzado, evitarás raspaduras, torcerte un dedo, cortarte con cualquier objeto y la aparición de ampollas por el rozamiento contra la arena.
A la hora de hacer deporte, es mejor quedarnos cortos que pasarnos. En caso de duda sobre qué hacer o si notas que no tienes demasiadas ganas de practicar deporte, mejor cambia los planes por un paseo junto al agua. Una caminata rápida y por la orilla es la mejor actividad que puede hacerse.
Y aquí cada uno puede fabricarse su propio plan: caminar una hora, recorrer la playa con el agua por los tobillos… Puedes alternar un tramo sin sacar los pies del agua y otro levantando las rodillas para que en cada paso pasen por encima. Así trabajan los músculos de las piernas de dos maneras diferentes.
A la hora de nadar en el mar, el esfuerzo es menor que en la piscina, por la mayor densidad del agua salada. Esto no debe envalentonados. Lo mejor es nadar paralelos a la orilla y no más allá de la línea en la que hagáis pie. Si lo que buscas es diversión, os recomiendo pelear con las olas (si estas en un mar que las tenga). Ese sí que es un ejercicio entretenido.
Y exigente, pues trabajarán todos los músculos de vuestro cuerpo. Abstente, eso sí, los que tengan cualquier problema articular, muscular o de huesos, especialmente de columna, pero si éste no es tu caso, adelante.
Con el agua por la cintura, o a lo sumo hasta el pecho, a saltar por encima de las horas o a atravesarlas tirándote de cabeza contra ellas. Luego nada a favor suyo, intentando alcanzar la orilla.
Fuente: elmundo.es