Charles Linzey pasó ocho meses cavilando sobre la mejor forma para atenderse su cáncer prostático incipiente. Su esposa, en contraste, se sometió a una cirugía para extirpar en forma temprana un tumor de mama, apenas un mes después del diagnóstico.
No es que el empresario de Baltimore tenga un carácter irresuelto. De hecho, se topó con una realidad preocupante: A diferencia de lo que ocurre con el cáncer de mama y otras tumoraciones, los médicos simplemente no le podían decir cuál terapia era la mejor para atender el padecimiento canceroso más común en los hombres.
Hay pocas investigaciones buenas que comparen directamente las alternativas para tratar el cáncer prostático y que ayuden a que las personas a quienes se diagnostica la enfermedad elijan entre la cirugía, dos tipos de radiación o simplemente observar el tumor para determinar si debe ser erradicado.
“Nunca me sentí cómodo, ni siquiera cuando tomé la decisiónâ€. “Porque nadie me iba decir que esa decisión fue buenaâ€, dijo Linzey, de 59 años, quien finalmente optó por la implantación de semillas radiactivas y ha experimentado una mejoría.
Dos nuevos estudios sugieren que la falta de una recomendación precisa tiene algunas consecuencias, como la de dar tratamiento excesivo a tumores en sus primeras etapas y la de elegir una terapia por miedo o percepciones erróneas.
“Cuando damos opciones a los pacientes, esto suele volverse más difícilâ€, reconoció John B. Fiveash, oncólogo de la Universidad de Alabama en Birmingham, quien encabeza una tendencia para modificar la situación actual, mediante el establecimiento de clínicas especializadas en la próstata.
“Para los pacientes, resulta crucial saber que no todo el cáncer prostático es igualâ€, enfatizó John T. Wei, urólogo de la Universidad de Michigan, quien reportó recientemente que alrededor del 55% de los hombres con tumores de bajo riesgo reciben tratamientos excesivos, lo cual los expone innecesariamente a efectos colaterales como la impotencia e incontinencia.
Cierto cáncer muy agresivo de próstata puede causar la muerte. Pero con frecuencia, el cáncer prostático avanza lentamente y se le descubre cuando está muy poco avanzado, de modo que muchos hombres pueden morir por otra razón antes que el padecimiento comience siquiera a dar síntomas o amenace sus vidas.
Uno de cada seis hombres desarrolla cáncer prostático, pero sólo uno de cada 34 muere por esa causa, de acuerdo con la Sociedad Estadounidense del Cáncer.
Ese dato suena alentador a menos que uno sea la persona que se pregunta si entrará o no en la proporción de afortunados.
Desgraciadamente, los médicos no pueden saber la respuesta con facilidad.
Fuente: AP