Cuando una persona está sometida a estrés crónico, su cuerpo reacciona de muchas maneras y una de ellas es apretando y rechinando los dientes, lo que se denomina bruxismo.
Una persona que padece estrés permanente puede apretar y rechinar los dientes sin ser consciente de ello, especialmente por la noche, de hecho, el rechinido puede ser tan intenso, que llega a despertar a la pareja.
La consecuencia es un desgaste continuo de los dientes que se traduce en sensibilidad dental, es decir, intolerancia a estímulos calientes o fríos en los dientes que se siente como un choque eléctrico, breve pero intenso.
Además, al apretar los dientes se ejerce presión sobre los músculos, tejidos y otras estructuras al rededor de la mandíbula lo que puede causar molestia al morder o masticar (dolor o inflamación de la mandíbula), dolor de oído y dolor de cabeza.
Estas son algunas medidas que pueden ayudar a reducir las molestias causadas por el bruxismo:
• Aplicar hielo o calor húmedo en los músculos de la mandíbula inflamados.
• Evitar comer alimentos duros y masticar chicle.
• Tomar mucha agua todos los días.
• Dormir bien.
• Realizar ejercicios de estiramiento fisioterapéuticos para recuperar la acción de los músculos y articulaciones.
• Masajear los músculos del cuello, los hombros y la cara.
• Hacer el ejercicio de relajar los músculos faciales y mandibulares varias veces al día, el objetivo es hacer de la relajación facial un hábito.
• Algunas personas logran erradicar el hábito de rechinar los dientes con técnicas de relajación y modificando sus comportamientos diurnos, sin embargo, otras necesitan utilizar por un tiempo una férula que impide que los dientes choquen y después tratamiento de ortodoncia.
Fuente: Paloma Villanueva