‘Yesterday’, la tabla periódica, la transmisión química de los impulsos nerviosos o la estructura del anillo de benceno. Todas ellas fueron vislumbradas en sueños por sus creadores antes de convertirse en realidad.
Paul McCartney, Dimitri Mendeleiev, Otto Loewi y Friedrich Kekulé, igual que otros muchos, resolvieron sus problemas de creatividad mientras dormían. Incluso Jack Nicklaus, el mítico jugador de golf, logró mejorar su swing gracias a Morfeo. Un trabajo publicado en ‘PNAS’ confirma que la fase REM potencia la creatividad a la hora de resolver conflictos.
El 17 de marzo de 1869 Dimitri Mendeleiev cumplía se tercer día de encierro en su estudio de San Petesburgo trabajando con una particular baraja de cartas que disponía de distintas formas. Intentaba dar con la forma ideal de ordenar los elementos químicos conocidos hasta la fecha, cuyos nombres y propiedades había escrito en tarjetas, pero no terminaba de dar con una solución que le satisficiera. Una noche en que se quedó dormido sobre su escritorio se despertó sobresaltado. Había desarrollado en sueños la tabla periódica.
Presumiblemente, Mendeleiev había atravesado con anterioridad las fases de la solución de problemas de creatividad. En un primer momento, se producen enfrentamientos intensos y a la vez nada fructíferos con los elementos del conflicto. Ante la falta de resultados, se aparca el problema aunque poco después se entra en una etapa de trabajo inconsciente. Por último, la solución aparece de forma repentina y, con frecuencia, durante el sueño.
“Desde hace mucho tiempo se ha especulado que la solución de problemas de creatividad mejora gracias a determinados estados mentales, como el sueño o la reflexión en silencio, que favorecen el entendimiento”, explican los autores en las páginas de Proceedings of the National Academy os Sciences (PNAS). Sin embargo, “no se han explorado los mecanismos subyacentes”.
Los investigadores, de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos), idearon un experimento para averiguar si el sueño mejora la capacidad de resolver problemas de forma imaginativa y si hay alguna fase que interfiera especialmente en el proceso.
Para ello, utilizaron un test de asociación remota, que consiste en presentar tríadas de palabras al participante que después debe proponer una cuarta relacionada con las anteriores. Por ejemplo, para ‘queso’, ‘cielo’ y ‘océano’ la respuesta sería ‘azul’.
Los 77 participantes se dividieron en tres grupos. Uno que dormiría una siesta con sueño profundo (fase REM), otro que tendría sólo un sueño ligero y un último que simplemente descansaría. Las pruebas se realizaban una por la mañana y otra por la tarde, después del periodo de relax. Además de estos test, los autores analizaron también la memoria de los sujetos pero no hallaron diferencia alguna entre los grupos.
Entonces, ¿cómo se puede explicar que los que no durmieron y los que lo hicieron de forma ligera no mejoraran sus resultados en el test de la tarde mientras que los que alcanzaron la fase REM lo hicieron un 40% mejor? Los autores descubrieron que, si bien el simple paso del tiempo es suficiente para dar con soluciones a problemas en los que ya se ha trabajado, “sólo la fase REM potencia la creatividad cuando se trata de conflictos nuevos”, explica una de las investigadoras.
La razón está aún por explicar, pero los autores sugieren que durante esta fase del sueño es cuando se forman nuevas redes de información a partir de datos que no estaban antes asociados en el cerebro. Como dijo el propio Kekulé: “Aprendamos a dormir y entonces quizá encontraremos la verdad”.
Fuente: elmundo.es