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La luz y tu salud

La sabiduría de varias culturas antiguas del mundo establecía que el Universo estaba constituido por cuatro principios o elementos: la tierra, el agua, el aire y el fuego.

La sabiduría de varias culturas antiguas del mundo establecía que el Universo estaba constituido por cuatro principios o elementos: la tierra, el agua, el aire y el fuego.

Estos cuatro principios básicos nos conforman, y nuestra salud depende de ellos. La estructura representa a la tierra, los líquidos al agua, el oxígeno al aire y la temperatura corporal al fuego.

En la nutrición también hay cuatro niveles de nutrientes relacionados con los cuatro elementos: la tierra representa a todos los alimentos que comemos (su crecimiento depende de la tierra), el agua representa a los líquidos del cuerpo, formados principalmente por este elemento vital, el aire simboliza el oxígeno y el fuego a la luz.

Desde hace muchos años que la luz se ha visto como un elemento esencial para la salud física y anímica, pero sólo en los últimos años es que la ciencia médica la ha reconocido y utilizado para tratar problemas de la conducta.

En la última década, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (National Institute of Health) ha reconocido un problema emocional caracterizado por cambios drásticos en el ánimo y depresión durante el invierno, que se retira en la primavera.

En este tipo de depresión no se pierde el apetito ni el sueño.

Generalmente se come más (especialmente carbohidratos), se duerme más, hay menor apetito sexual, aumento de peso, tendencia al aislamiento y otros cambios de la personalidad.

El Doctor Norman E. Rosenthal, que identificó los síntomas en 1981, le llamó S.A.D. (“Seasonal Affective Disorder“) o “Enfermedad Afectiva Estacional”.

Podemos decir que esta enfermedad es un tipo de “anemia lumínica” que ocurre durante el invierno cuando los días son más cortos y más nublados.

Se ha estimado que en Estados Unidos cerca de 25 millones de personas sienten los efectos del problema en diferente grado. Sabemos, además, que la luz estimula múltiples funciones nerviosas y glandulares relacionadas con la conducta.

La luz comienza a utilizarse para tratar problemas de aprendizaje en niños, disfunciones sexuales, síndrome premestrual, insomnio, estrés y otros. El ejercicio al aire libre por la mañana temprano cuando sale el sol, o por la tarde cuando se mete, puede ser una manera saludable de exponernos a la luz natural del sol.

Fuente: Mauricio Padilla

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