“Por cada chocolate o porción de alimento grasoso, un barro”. Nada más falaz que esta aseveración. Simplemente, imagínese cómo amanecería alguien que la noche anterior cenó más de 10 tacos al pastor.
Para tomar distancia de los dichos populares y la publicidad mágica, nada más útil que saber de dónde vienen los barros. Cada poro de la piel, conocida por los expertos como unidad pilosebácea, consta de una glándula sebácea y un vello. Esas glándulas tienen como función producir grasa para lubricar la piel.
Algunos procesos hormonales provocan que esas glándulas produzcan grasa en exceso y con una consistencia más densa, por lo que queda atrapada en el poro, provocando su inflamación e irritación.
Cuando el poro está obstruido por esa grasa y células de la piel muertas, se produce un punto blanco; si el poro permanece abierto, la capa superior puede oscurecerse y se produce una espinilla.
El poro inflamado y abierto se vuelve un hogar ideal para que las bacterias, en especial la Propionibacterium acnes, entren y se queden ahí para reproducirse. Cuando la bacteria se encuentra totalmente instalada en su nuevo hogar, brota el clásico barrito.
Los poros obstruidos que se abren a un nivel muy profundo de la piel pueden causar nódulos, que son protuberancias o quistes infectados más grandes y dolorosos que los granos.
El tratamiento
Según el número, las zonas y el tipo de lesiones, un dermatólogo puede establecer el tratamiento.
En los casos de acné leve (puntos negros o blancos, aunque de manera abundante), puede bastar la limpieza regular con agua y jabón y la aplicación de un medicamento tópico; para los severos (pústulas o nódulos), además de medicamentos tópicos, existen los orales, que se encargan de controlar la producción de grasa que secreta la piel.
Cualquiera que sea el caso, lo ideal es no tocar las lesiones y esperar a que el tratamiento haga por sí solo su trabajo, eso ayudará a que cicatricen más rápido.
Los dermatólogos recomiendan evitar los “tratamientos” cosmetológicos, que en la limpieza facial tienen como primer paso exprimir las lesiones.
Intente controlarlo
Estas medidas pueden ayudarle a controlar la aparición de los granos:
· Lavarse suavemente la cara con las manos, dos veces al día, con agua tibia y jabón suave.
· Lavarse el rostro después de hacer ejercicio físico y sudar en abundancia.
· Si usa fijador en aerosol o gel para el cabello, trate de que al aplicarlos no entren en contacto con la cara, ya que pueden obstruir los poros.
· Si tiene el cabello largo, manténgalo alejado del rostro y lávelo con frecuencia para reducir la acumulación de aceite.
· Las gorras de beisbol y otros sombreros pueden producir granos a lo largo del cuero cabelludo. Evite su uso si nota que está empeorando su acné.
Fuente: David Viveros