Los libros de texto de preparatoria lo llaman el mapa de la lengua: esa colorida ilustración que divide claramente la lengua humana en secciones de acuerdo a los receptores gustativos. Está la punta de la lengua para el sabor dulce, los lados para los sabores agrio y salado, y la parte trasera de la lengua para el sabor amargo.
Sin embargo, estudios recientes muestran que, a pesar de que los científicos todavía tienen mucho que aprender sobre los receptores, el mapa, cuando menos, está equivocado.
Lo que se sabe es que hay cuando menos cinco sabores básicos: dulce, agrio, salado, amargo y el recientemente descubierto umami. Este último sabor, que significa “sabroso” en japonés, puede ser detectado en el miso, en la salsa de soya y en otras comidas asiáticas. Los científicos además sospechan que también existen receptores para otros sabores.
Otros estudios sugieren que ciertas partes de la lengua son más sensibles a algunos sabores y que puede haber diferencias en la manera en que hombres y mujeres detectan los sabores agrios, salados y amargos. Sin embargo, lo que sí está claro que los receptores para diferentes sabores no están confinados a ciertas partes de la lengua.
Fuente: Anahad O’Connor