En el futuro, las personas con asma grave y a las que los medicamentos no les devuelven un ritmo de vida normal, podrían encontrar ayuda en la termoplastia bronquial. Se trata de una técnica endoscópica que aplica sobre los bronquios una corriente eléctrica que se transforma en energía térmica. El objetivo es reducir la musculatura y, de esta forma, prevenir las crisis asmáticas.
La energía por radiofrecuencia es la base de este nuevo tipo de broncoscopia. Gracias a ella, los neumólogos pueden exponer los músculos de las vías respiratorias a estas ondas eléctricas e impedir que éstos se constriñan, como sucede en los ataques de asma.
“Se consigue una pérdida de tono muscular (estado de contracción) y puede influir la propia ablación ocasionada por el estímulo eléctrico, pequeñas fibrosis y la rotura de pequeñas fibras o bandas musculares”, aclara a elmundo.es Carlos Disdier, neumólogo del hospital San Pedro Alcántara (Cáceres).
Tras varios años de estudio y de publicaciones, como la aparecida en la revista científica The New England Journal of Medicine en 2007, el sistema Alair, desarrollado por la compañía Asthmatx, ofrece nuevos resultados sobre su eficacia pasado un año desde la intervención.
“Es un tratamiento todavía no comercializado, que sólo puede ser aplicado en pacientes incluidos en ensayo clínico […] Tras su publicación en ‘NEJM’, la agencia estadounidense del medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) pidió a los expertos que realizaran un estudio aleatorizado y ciego.
Es decir, “que todos los pacientes se sometieran a una broncoscopia pero que, de forma aleatoria y desconocida, unos recibieran radiofrecuencia y otros un tratamiento fingido sin termoplastia”, explica Disdier.
Fuente: elmundo.es