¿Se imagina sus vacaciones de verano equipado en la playa como el personaje de la ilustración de portada? Seguramente no, pero los especialistas insisten, un año más por estas fechas, que la radiación solar encierra riesgos muy severos para la salud y que hay que evitar exponerse a ella a toda costa. En el caso de acudir a la playa, a la montaña o de llevar a cabo actividades de ocio al aire libre que requieran pasar varias horas a merced de los rayos ultravioleta, hay que extremar las precauciones para evitar no sólo las quemaduras epidérmicas, sino las cataratas, reacciones alérgicas, el cáncer de piel e, incluso, la reducción de la actividad del sistema inmunológico; algo que puede comprometer la salud de ciertos pacientes.
Cada vez hay más dispositivos para evitar los rigores de ‘Lorenzo’, pero los expertos están preocupados porque, a pesar de estos avances, los mensajes no terminan de calar. De hecho, la población no recurre a estos métodos o no lo hace correctamente. Póngase al día de estas novedades, sepa cómo actúan y, sobre todo, aprenda cuál es la manera correcta de aplicarlas para lucir un bronceado saludable.
Hay que tratar de evitar la exposición al sol siempre que se pueda. Si no hay más remedio que estar varias horas al aire libre, lo que hay que hacer es extremar las medidas fotoprotectoras porque el sol no es bueno». Así de tajante se muestra Daniel Candelas, especialista de la Unidad de Dermatología de la Clínica Rúber de Madrid.
En realidad, el mensaje lanzado por este experto no es nuevo, pero parece que aún no termina de hacer mella en la población. Todo el mundo conoce la existencia de las cremas con un alto índice de protección, las horas a las que es mejor no exponerse a la radiación del ‘astro rey’ (entre las 12 del medio día y las cuatro de la tarde), la necesidad de cubrirse la cabeza o la conveniencia de que los más pequeños de la casa estén bajo la sombrilla la mayor parte del tiempo.
Sin embargo, en opinión de los especialistas, es conveniente un cambio de mentalidad entre los usuarios porque «a pesar de los grandes avances que se han llevado a cabo en fotoprotección, todavía no se usan todos los procedimientos a nuestro alcance o se emplean de manera incorrecta», resume Julián Conejo Mir, portavoz de la Academia Española de Dermatología.
De hecho, y según reveló recientemente un trabajo publicado en la revista ‘Preventive’ ‘Medicine’, casi el 41% de los bañistas europeos no emplea ningún fotoprotector tópico, especialmente los varones de mediana edad. Es más, prácticamente la mitad de los que sí se aplicaban cremas de este tipo, lo hacía una sola vez, aunque su jornada solar fuera de varias horas; cuando lo conveniente es repetir la operación cada dos horas, después de cada baño o en cuanto el sudor haya borrado los vestigios de la loción.
Finalmente, diversas investigaciones han hecho hincapié en la persistencia de la creencia errónea de que únicamente es necesario defenderse de la radiación ultravioleta cuando se acude al mar; a pesar de que hay que hacerlo siempre que se vaya a estar expuesto a ella en cualquier circunstancia (en la montaña, en el campo, en la nieve, haciendo deporte al aire libre e, incluso, trabajando en el exterior).
VESTUARIO
En países como Australia o Nueva Zelanda, donde el sol lleva causando estragos desde hace muchos años, han agudizado el ingenio y en sus tiendas ya es posible adquirir vestimenta especialmente diseñada para filtrar la mayor cantidad posible de rayos solares.
Esta moda ya está llegando a Estados Unidos y, según los expertos, no tardará en extenderse al Viejo Continente, al igual que lo ha hecho la fiebre por la ropa deportiva específica para cada disciplina.
Estas prendas están confeccionadas con una trama poco porosa, llevan un alto porcentaje de algodón (un escudo mucho más eficaz que otros tejidos) y su hilatura va impregnada con una serie de compuestos químicos derivados de las algas, unas plantas con un enorme potencial fotoprotector.
Por su parte, la compañía química CIBA ha desarrollado un novedoso detergente en polvo dirigido a añadirse en los lavados de la ropa convencional para dotarla de pantalla solar. Este curioso producto, llamado SunGuard, contiene un principio activo (Tinosorb) que penetra en las fibras de las prendas y les confiere una protección equivalente a un factor 30. Para que la operación sea efectiva, hay que asegurarse de que la prenda en cuestión permanece al menos 15 minutos sumergida en al agua jabonosa, templada o caliente.
El escudo permanece durante unos 20 lavados, aunque para cerciorarse de ir bien protegido es conveniente repetir el lavado más frecuentemente. En el primero de ellos no se debe usar lejía (degrada el Tinosorb). El jabón es seguro para los niños, no modifica el color y la textura de la ropa y es eficaz incluso si ésta se moja. El efecto es tan espectacular y las autoridades sanitarias están tan entusiasmadas con este tipo de producto que ya hay más compañías investigando otros de características similares.
En cualquier caso, no es estrictamente necesario viajar a las antípodas a comprar detergente ‘antisol’ o ropa fotoprotectora, como tampoco lo es aguardar su llegada al mercado nacional totalmente desprotegidos.
Eso sí, los especialistas recuerdan que no todo nuestro fondo de armario nos defiende del sol por igual. Así, hay que decantarse por la ropa de algodón 100%. «Al menos hay que aproximarse a esa proporción, puesto que cuanto más cantidad de algodón lleven; más protegen», explica el doctor Candelas.
Asimismo, el tejido ha de ser tupido, preferiblemente de manga larga y de colores oscuros. «A pesar de que la moda nos ha impuesto el blanco como color del verano por excelencia y de que las tendencias han llevado a confeccionar prendas de diversos materiales, lo cierto es que de cara a establecer una pantalla solar efectiva, estos productos no son útiles», aclara este especialista, que relata el caso de una paciente que acudió muy extrañada a su consulta por haberse quemado en una jornada marítima en las zonas de su cuerpo que, si bien no habían recibido loción fotoprotectora, habían estado cubiertas por un pareo; eso sí, de licra.
Es esencial que la ropa que se lleve durante la exposición al sol permanezca seca. «El tejido mojado suele transparentar la piel y dejarla indefensa», afirma Candelas. Este punto es especialmente importante en el caso de los niños, ya que se les suele ver habitualmente bañándose con camisetas (casi siempre blancas), algo que crea una sensación falsa de seguridad en los padres, pero que en realidad está perjudicando al pequeño.
«Deben usarse gorros que tengan un ala mayor de 10 centímetros [para que hagan sombra sombre la nariz y las orejas, zonas que suelen quedarse al descubierto] que tapen la nuca; camisetas, preferiblemente de manga larga y pantalones hasta los tobillos. No es una imagen muy playera, pero es la única forma de asegurarse una protección eficaz», zanja Conejo Mir.
PROTECCIÁ“N ORAL
Las cremas solares han ido incorporando a su composición agentes fotoprotectores cada vez más eficaces, pero, sin duda, lo que está haciendo furor en los últimos años es la llamado fotoprotección oral.
Se trata de comprimidos elaborados a base de elementos antioxidantes (betacarotenos, polifenoles, vitaminas A y C…) que frenan la producción de radicales libres asociada a la exposición solar.
Un efecto similar tiene el famoso Heliocare, un producto desarrollado por investigadores españoles. Estas cápsulas contienen un derivado del helecho ‘Polypodium’ ‘leucotomos’ (procedente de las junglas de Honduras) que minimiza el envejecimiento prematuro de la piel y reduce considerablemente el riesgo de quemaduras.
Las investigaciones demuestran que, efectivamente, estas píldoras evitan la muerte celular que produce la radiación solar. Además, también es cierto que únicamente con la dieta (los antioxidantes están presentes en toda la fruta y verdura fresca) no se alcanza la dosis necesaria para establecer un escudo eficaz, pero los expertos advierten de que confiar únicamente en estas pastillas no es la solución para evitar el daño solar.
«Son un buen complemento para la fotoprotección convencional. Mejoran el aspecto de la epidermis, preparan la piel en épocas de exposición prolongada, como el verano, y evitan las quemaduras, pero todavía no han demostrado ser mejores que los productos tópicos», afirmaba Ana Aliaga, portavoz nacional de Dermofarmacia del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, durante la presentación, esta misma semana, de una campaña emprendida por esta institución precisamente para prevenir los perjuicios causados por la exposición a la radiación solar.
El objetivo de la iniciativa ‘Sol, piel y fotoprotección’ es dar a conocer a los usuarios de las oficinas de farmacia (hay unas 18,000 boticas colaboradoras) y a los niños y jóvenes de diferentes colegios repartidos por toda España -con material específicamente diseñado para el profesorado y para los alumnos de diferentes edades- los motivos por los que el sol es tan perjudicial para nuestra piel, qué enfermedades y alteraciones puede causar una exposición irresponsable y qué se debe hacer para evitarlas.
Además, los farmacéuticos creen oportuno incorporar al ‘glosario’ ‘fotoprotector’ el concepto del índice de radiación solar. «No todos los días el sol es igualmente dañino. Según este índice, y teniendo en cuenta el fototipo de cada persona [las características dermatológicas personales], la protección solar necesaria puede variar. Habrá jornadas en las que baste con ponerse gafas y una gorra y otras en las que sea conveniente desplegar todo el arsenal ‘antisol’», apostilla Aliaga.
Este colectivo farmacéutico se muestra partidario de incluir el dato en la información que ofrecen los informativos de la televisión o la prensa diaria. «Igual que se hace con el pronóstico meteorológico o como ya se lleva a cabo con el nivel de alergenos en el ambiente o el índice de contaminación, saber cuál es el índice de radiación solar de cada día puede ser útil para determinar cómo equiparse a la hora de, por ejemplo, salir a pasar el día al campo», afirma Pedro Capilla, presidente de la mencionada institución profesional.
En cualquier caso, tanto los promotores de esta campaña como otros especialistas consultados, insisten en señalar que esta información también debe ofrecerse con cuidado. «Nunca debe interpretarse que con un índice de radiación solar bajo uno puede tomar el sol alegremente o que no deben adoptarse medidas preventivas en caso de tener que estar mucho tiempo al aire libre», avisa Daniel Candelas.
Además, «en nuestro país, es muy difícil que en estas fechas, incluso en otras épocas del año, haya regiones en las que el índice baje de nivel seis o siete, lo que exige varias actuaciones al respecto, sobre todo a las personas de piel clara», apunta Aliaga.
Fuente: elmundo.es