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¡Vete! No, no, espera… no me dejes

“¡Vete! No, no, espera… no me dejes”, esta frase muestra una de las contradicciones con las que te encontrarás si te involucras en una relación amorosa con una persona agresiva-pasiva, pues quienes tienen este tipo de personalidad buscan ser protegidas por su pareja pero al mismo tiempo la rechazan.

Detectar a tiempo este tipo de personalidad es fundamental, pues quienes suelen relacionarse con personas así pueden presentar angustia constante e, incluso, depresión.

Estar vinculado a personas que son pasivo-agresivas es vivir en un movimiento de resistencia civil.

Debido a que éstas constantemente utilizan el sabotaje, la insurrección, una lentitud desesperante, el incumplimiento de los compromisos y la indolencia para convivir con su pareja, señala Walter Riso en su libro Amores Altamente Peligrosos (Norma). Esto se debe a que la propuesta amorosa de los pasivos-agresivos se basa en actitudes dañinas como: “Tu proximidad afectiva me aprisiona, tu lejanía me genera inseguridad”, causada por su ambivalencia interpersonal. “Debo oponerme a tu amor sin perderte”, debido a su sabotaje afectivo y “aunque nos amemos todo irá de mal en peor”, generada por su pesimismo.

¿Cómo son?

De acuerdo con Maribel Gutiérrez, académica de la Universidad Panamericana, en la Ciudad de México, este tipo de personalidad aparenta ser ecuánime y libre, pero como tiene poca tolerancia a la frustración, fácilmente se enoja, aunque no lo expresa de manera directa, sino que disfraza la agresión con “olvidos” y comentarios constantes para descalificar a su pareja.

Además, añade, suelen ser introvertidos, negligentes con ellos mismos, no expresan fácilmente sus emociones y aunque no les gusta ser el centro de atención, demandan que se les cuide todo el tiempo.

El motivo de su actuar es que tienen un serio problema con la autoridad, que pudo haberse originado por experiencias traumáticas. Un ejemplo es el que hayan tenido padres que les enviaban información contradictoria, lo que los obligó a aprender a relacionarse por medio de una estrategia de acercamiento-evitación.

Además, pudieron haber sufrido durante la infancia de alguna rivalidad severa con sus hermanos y haber sido víctima de alguna figura de autoridad a la que amaban, la cual los explotaba o restringía.

Fuente: Walter Riso, Amores Altamente Peligrosos (Norma) y Maribel Gutiérrez.

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1 Comment

  • Laura
    Laura
    14/09/2011 at 06:30

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