Un estudio reciente con ratones sugiere que las dietas ricas en ácidos grasos omega 3 provenientes del pescado podrían ayudar a retrasar el cáncer de próstata.
Los niveles comparables de omega 3 de la dieta utilizados en el estudio “son mucho más altos que los de la dieta occidental promedio, pero no es imposible alcanzarlos”, aseguró Yong Chen, investigador principal, profesor de biología del cáncer de la Facultad de medicina de la Universidad Wake Forest de Winston-Salem, Carolina del Norte.
Los ácidos grasos omega tres, en particular las formas de “cadena larga” que se encuentran en los pescados grasos, se han convertido en las superestrellas más recientes de la nutrición. Hay estudios que sugieren que podrían ayudar a prevenir la enfermedad cardiaca e inclusive el cáncer.
El mecanismo exacto que dirige el efecto profesado contra el cáncer aún no está claro, aseguró Chen. Una de las teorías principales sostiene que enzimas celulares específicas metabolizan los omega 3 de maneras que retrasan la malignidad.
Sin embargo, el equipo de Chen está investigando un mecanismo bastante menos conocido.
“Resulta que los ácidos grasos omega 3 [de cadena larga] podrían modular la apoptosis (un tipo de muerte celular)”, aseguró.
Las células del cáncer se propagan de dos maneras, o bien proliferan descontroladamente o bien evitan señales naturales que les indican que deben autodestruirse (la apoptosis).
“Resulta que una molécula clave, cuyo nombre por casualidad es ‘Bad’ [mala en inglés], podría tener que ver con este proceso”, aseguró Chen. Su equipo considera ahora que los omega 3 de cadena larga interactúan de manera favorable con Bad para obligar a las células del cáncer a una apoptosis normal.
En su estudio, los investigadores alimentaron ratones con dietas ricas en ácido graso omega 3 y con las células grasas omega 6, que son menos saludables. Estos ratones habían sido modificados genéticamente para que no tuvieran el gen supresor de tumores Pten, lo que los dejaba bastante susceptibles a los tumores de próstata. El Pten disfuncional tiene una función clave en cerca de la tercera parte de los cánceres de próstata humanos, por lo que este ratón es un modelo excelente de la enfermedad humana, aseguró Chen.
Como se esperaba, según los investigadores, los ratones cuyo Pten funcionaba no desarrollaron cáncer de próstata.
Por otro lado, los roedores cuyo Pten estaba desactivado típicamente desarrollaron tumores en la próstata. Sin embargo, el 60 por ciento de esos ratones sobrevivían si se les alimentaba con una dieta rica en omega 3, en comparación con apenas el 10 por ciento que recibió una dieta baja en este ácido graso. El equipo anotó que ninguno de los ratones que recibió la dieta rica en omega 6 sobrevivió.
El estudio tiene otra característica. En el pasado, ha sido difícil para los investigadores determinar cuáles son los efectos de los ácidos grasos omega 3 y 6, que generalmente aparecen juntos en los alimentos. Pero el equipo de Chen introdujo otro gen en los ratones que carecían de Pten. El gen hizo que los ratones convirtieran los ácidos grasos omega 6 en omega 3, lo que limita este factor de confusión.
“Esa es una fortaleza importante de este estudio, algo que en realidad nadie había hecho antes“, aseguró Chen.
Según Chen, el estudio sugiere que las dietas ricas en ácidos grasos omega 3 de cadena larga podrían darle a los hombres una ventaja contra el cáncer de próstata.
Pero no todos están convencidos.
“Las reseñas y metaanálisis extensos recientes tienden a sugerir que no hay efectos de consideración por [ingerir] pescado sobre el riesgo de cáncer”, aseguró Paul Terry, profesor asistente del departamento de epidemiología de la Facultad de salud pública de la Universidad Emory de Atlanta.
“El hecho de que [los investigadores de la Wake Forest] identificaran y abordaran otro mecanismo potencial en su estudio es ciertamente útil”, agregó. Sin embargo, dijo, “la manera como se relaciona este mecanismo con los muchos otros identificados y mostrados en los estudios que son posiblemente importantes sigue sin quedar clara”.
Terry aseguró que los estudios con roedores no le pueden dar mucha información a los científicos y “los ensayos clínicos en los humanos sobre los ácidos grasos omega 3 de cadena larga y las características de los tumores, por ejemplo, son relativamente escasas. Este estudio, además de otros, ofrece más razones para realizar dichos ensayos”.
Por su parte, Chen aseguró que es importante que los consumidores tengan en cuenta que no todos los omega 3 son iguales en cuanto a sus beneficios potenciales para la salud.
“En este estudio, sólo nos estamos refiriendo a la forma de cadena larga” que sólo se encuentra en pescados, como la macarela, el arenque, el atún blanco y el salmón, dijo. Otras variedades de cadenas más cortas se pueden encontrar en las semillas de lino y otras fuentes vegetales, pero su impacto sobre el cáncer, si existe, es aún menos claro.
“Estamos haciendo actualmente un tipo de estudio para determinar si hay alguna diferencia”, aseguró Chen.
Fuente: HealthDay