Alcanzar la perfección es el sueño de muchos. Los psicólogos estiman que la mitad de la población tiene tendencias perfeccionistas, pero intentar conseguirla puede convertirse en la peor pesadilla.
“No hay nada de malo en desear hacer las cosas lo mejor posible; no hay nada de malo en fijarnos metas y lograrlas, pero tomar estos deseos saludables y empujarlos hasta el límite es diferente. Es perfeccionismo. Nos perjudica mental y físicamente”, explican las psicólogas educativas Miriam Adderholdt-Elliot y Jan Goldberg en el libro ¿Eres Perfeccionista? Descubre lo Malo de Ser Demasiado Bueno (Editorial Pax).
Esto significa que existe una gran diferencia entre la saludable búsqueda de la excelencia y la enfermiza lucha por realizar un ideal imposible.
Según las especialistas, quienes buscan la excelencia tienen altas expectativas para sí mismos, pero también pueden aceptar las propias equivocaciones y tienen formas positivas de enfrentarlas.
En tanto que los perfeccionistas tienen niveles de exigencia demasiado altos, viven en un constante estado de temor a equivocarse, carecen de estrategias efectivas para enfrentar las cosas y tienen la necesidad de aprobación.
“Muchos evitan tomar los riesgos saludables que les ayudarían a crecer, aplazando o rechazando las nuevas expectativas, por miedo a fracasar”, precisan.
El libro cita un estudio realizado en 1984 entre un grupo de alumnas de la Universidad de Georgia para determinar la relación que existe entre el perfeccionismo y la opinión que las personas tienen de sí mismas, el cual reveló el siguiente patrón: a mayor perfeccionismo, menor autoestima.
Lo que quiere decir que los perfeccionistas valoran su personalidad de acuerdo con los logros que obtienen, mientras que quienes buscan la excelencia disfrutan de sus logros y se enorgullecen, pero no dependen de estos para definir su valor personal.
Fuente: Miriam Adderholdt-Elliot y Jan Goldberg