Un equipo de científicos franceses acaba de demostrar por primera vez que existe una bacteria que, además de mejorar la salud de la flora intestinal, combate el dolor en esa parte del tubo digestivo, con un efecto similar al de la morfina.
Tras probar une decena de bacterias, los investigadores seleccionaron una, el “Lactobacillus acidophilus NCFM“, que tiene “una fuerte acción contra el dolor a nivel intestinal, similar al de la morfina”, explicó a la AFP el responsable del estudio, Pierre Desreumaux, que se publica este domingo en la revista “Nature Medicine”.
Su administración diaria por vía oral a roedores disminuye el umbral de dolor en el colon, con un beneficio equivalente al de la morfina, que se administra por vía subcutánea. “Asociada con morfina, la toma de este probiótico ha permitido aumentar su eficacia en un 65 por ciento”, precisan los investigadores.
“La primera prueba en hombres, con 150 pacientes, comenzó en julio en Estados Unidos. También está previsto hacer un test en Francia”, aseguró Desremaux, del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (INSERM).
Este tipo de probióticos, que carece de efectos secundarios, está especialmente indicado en caso de problemas funcionales intestinales (o síndrome del intestino irritable), que afectan a un 20 por ciento de la población francesa.
Su administración con morfina para calmar patologías como el cáncer de colon o en situación pos-operatoria permitiría reducir las dosis de morfina y sus efectos indeseables.
El síndrome del intestino irritable, que carece de tratamiento real, afecta principalmente a mujeres y se manifiesta por hinchazones, dolores y perturbaciones del tránsito intestinal, como estreñimiento o diarrea, sin causa orgánica definida.
Diversos estudios han mostrado que ciertos probióticos presentan un interés terapéutico gracias a su papel de barrera frente a las bacterias patógenas, principalmente en la prevención de diarreas infecciosas, pero su acción contra el dolor intestinal era hasta ahora tan sólo una mera hipótesis.
La NCFM induce la presencia en las paredes del colon de receptores, unas moléculas que desempeñan un papel clave en la regulación del dolor.
Fuente: AFP