Las enfermedades e infecciones parasitarias transmitidas a los humanos por sus mascotas -condición conocida como zoonosis- aumentan durante la primavera y el verano debido a las condiciones climáticas y mala higiene.
Esta temperatura (cálida y húmeda), para humanos y animales favorece más la presencia de bacterias y parásitos en el ambiente.
Los parásitos gastrointestinales de los animales dejan huevos o larvas en su excremento, y bajo condiciones climáticas de calor y humedad, se favorece la permanencia de estos huevos y que no pierdan viabilidad.
Las infecciones más frecuentes que se pueden contraer a través de las mascotas son causadas por bacterias y parásitos, internos y externos, al tener contacto con heces u orina contaminadas del perro o gato.
Los tipos de parásitos internos más comunes son los intestinales, como las lombrices, que derivan en considerables riesgos para la salud animal y humana y pueden causar desde diarrea hasta desnutrición.
El contacto con el excremento de los animales es la vía más común de entrada de parásitos.
Sin embargo, hay infecciones que se transmiten a través de vectores (animales que transmiten enfermedades de un ser vivo a otro) como las pulgas o garrapatas.
Las infecciones a través de pulgas -parásitos externos- también incrementan durante esta temporada, pues sus huevos expuestos al ambiente “evolucionarán hasta formar pequeñas pulgas y esas volverán a infectar a otro animal o humano.
Existen estudios a nivel mundial que indican que el cambio climático global favorece cierto tipo de infecciones, por ejemplo, las causadas por la Leptospira, una bacteria que se transmite por el contacto con orina de animales infectados.
La enfermedad de leptospirosis, común en clima cálido y húmedo, causa síntomas en humanos como fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, diarrea, náuseas y vómitos, e incluso puede causar afección de algunos órganos.
Se resaltó la importancia de tomar medidas de higiene como el lavado de manos luego de tener contacto con animales en el hogar y en la calle, o con sus heces u orina, y evitar la ingesta de alimentos expuestos a contaminación de bacterias en el ambiente.
Por ejemplo, sacar al perro a pasear y recoger el excremento, depositarlo en la basura o enterrarlo en la tierra, reduce la exposición de los ciclos parasitarios y la contaminación del ambiente.
Se exhortó, además, a tomar con responsabilidad tener un animal de compañía, procurar medidas de higiene y salud hacia ellos, como la vigilancia cercana de un médico veterinario, y tener control adecuado de vacunación.
Fuente: Ylenia Márquez