Cuidar nuestro intestino es esencial para que nuestras células puedan realizar sus funciones a partir de los nutrientes que nos proporcionan los alimentos.
El proceso de absorción de aquello que comemos se produce principalmente en las paredes del intestino delgado, donde se absorbe la mayor parte del agua, azúcares, minerales y vitaminas, así como los productos de digestión de proteínas, grasas e hidratos de carbono, que hacen posible la vida.
Para cuidar la salud de nuestro intestino es necesario llevar a cabo una alimentación equilibrada y variada, en la que no falten ciertos componentes que se relacionan de un modo especial con el buen funcionamiento del sistema digestivo.
Hortalizas y frutas frescas, que no te falten
Estos alimentos son muy buena fuente de vitaminas como el beta-caroteno o pro-vitamina A y de vitamina C, entre otros nutrientes. El beta-caroteno se transforma en el organismo cuando éste lo necesita en vitamina A, la cual contribuye a mantener en buen estado la piel y las mucosas, además de ejercer una acción antioxidante. La vitamina C, también antioxidante, es necesaria para la formación de colágeno -componente esencial de las membranas de las células-. Si hay carencia de estos nutrientes, hay riesgo de que la mucosa intestinal se vuelva más frágil. Si se consumen al natural, aportan además un tipo de sustancias llamadas enzimas que favorecen la digestión de los alimentos.
Aceites vegetales, frutos secos y germen de trigo
Son alimentos ricos en vitamina E y grasas del tipo omega 3 y omega 6. La vitamina E, al igual que el beta-caroteno y la vitamina C, ejerce una acción antioxidante. Asimismo previene la oxidación –reacciones de alteración- de las grasas y protege las membranas celulares. Los ácidos grasos omega3 y omega 6, confieren elasticidad y adaptabilidad a las membranas de las células intestinales.
Los omega-3 son en especial interesantes puesto que a partir de ellos se producen en nuestro cuerpo prostaglandinas de la serie 3; compuestos que controlan las inflamaciones.
Yogures, kéfir y otros lácteos fermentados
Además de ser alimentos con unas buenas cualidades nutricionales, actúan sobre la flora intestinal promoviendo el desarrollo de bacterias beneficiosas para el organismo y la salud. Se digieren muy fácilmente y sus nutrientes son de buena asimilación a nivel intestinal.
Fibra de cereales integrales, legumbres, hortalizas, frutas y frutos secos
La fibra dietética se encuentra únicamente en los alimentos de origen vegetal y tiene la particularidad de no ser atacada por los enzimas del estómago ni del intestino delgado, por lo que llega al colon o intestino grueso sin degradarse. En el colon es fermentada por las bacterias intestinales lo que favorece el equilibrio de la flora intestinal, además de aportar otros beneficios en todo el organismo al incrementar la sensación de saciedad, contribuir a hacer más soluble la bilis, ayudar a regular el nivel de glucosa y colesterol en sangre y a combatir el estreñimiento. Las necesidades de fibra se estiman en unos 25-30 gramos al día.
Para ello basta tomar cereales integrales, una ensalada y verdura repartidas entre comida y cena, además de de 3 piezas de fruta cada día. Siempre conviene tener presente que el aporte de fibra se ha de ir aumentando poco a poco. Así, el aparato digestivo se va adaptando y se evitan ciertas molestias intestinales como la flatulencia o la hinchazón.
Fuente: Consumer.es