Los expertos recomiendan no ingerirla porque puede ser poco saludable, pero la realidad es que la comida rápida es a veces la única opción posible en estos tiempos de mucho trabajo y estrés.
Así que, si tú estás entre este grupo de personas, debes recordar que aun, en la comida rápida, hay diferencias y posibilidades de comer de forma más nutritiva o, al menos, menos nociva.
Si observas la cantidad de carbohidratos, grasas y proteínas de los alimentos, notarás que hay comidas rápidas que no acumulan tantas calorías.
Por ejemplo, si vas a un restaurante de pizzas porque no hay otra opción, o simplemente el antojo es demasiado, puedes elegir una rebanada con queso y vegetales, que dista mucho en calorías y grasas de la de pepperoni.
“La cantidad de grasas es muy significativa entre una y otra, pero la del embutido no trae fibra y no te sacia a largo plazo”, explica la nutrióloga Marissa Ballesteros Almaguer.
“Por el contrario, la de champiñones, pimientos y cebolla, aunque tenga una gran cantidad de carbohidratos, contiene fibra y hace que no te den deseos de comer más pronto y, sobre todo, no contiene tanta grasa de origen animal, como la de los quesos mozzarella, que se suma a la del pepperoni”.
En casa siempre hay más posibilidades de ver la diferencia.
Por ejemplo, si llegas hambriento y lo que quieres es saciar rápido el hambre, tienes la opción, quizá, de unos tacos de guisado con tortillas de maíz o de unos rollitos de jamón de pavo rellenos de espárragos u otras verduras.
Aquí la diferencia es más obvia porque los rollitos no te aportan calorías extras y en cambio sí pura proteína.
Y puedes agregarles pico de gallo, espárragos y champiñones picados para que te sacien más a largo plazo.
“En los tacos están los tres grupos de alimentos, pero con un contenido energético mayor“, agrega la especialista.
Algo recurrente para el desayuno y la cena, por lo rápido de preparar, es el cereal.
Si prefieres el de fibra, tipo All Bran, y leche descremada, tendrás una ventaja contra la granola, que tiene más azúcares por el coco y las almendras, lo que incrementa su cantidad de calorías.
Así que, sin lugar a dudas, la primera alternativa es mejor en cuestión de nutrición.
Si a media mañana o en la tarde caes en el antojo de algo dulce y piensas en una dona, recuerda que tiene una gran cantidad de calorías y carbohidratos.
Además de que se fríe en aceite reciclado, que se convierte en grasas dañinas o transfat y favorece la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.
A cambio, están las galletas de avena, que cuentan con un porcentaje nutricional mucho más alto, por la fibra, y poca grasa.
Así que la alternativa sigue siendo sabrosa y mejor.
Si vas al cine, a alguna cafetería o restaurante y la decisión está entre comer hamburguesas, sándwiches y hot dogs, es bueno que sepas algunos tips.
“La hamburguesa es la favorita de la comida rápida. Se trata de un alimento completo en cuanto a carbohidratos, proteínas y grasas, pero las hay desde 300 a 600 calorías, según lo ‘afilado’ del cliente”, comenta la especialista en nutrición.
Si se prepara en casa, hay que cuidar la carne con la que se elabora, ya que eso mejora la cantidad de calorías que se ingieren, pero con las comerciales es más difícil. Hay que recordar que normalmente las hacen de carne congelada o revuelta de varios tipos.
Su contraparte, el sándwich de atún, es sano. Es más, le hace bien un poquito de mayonesa porque se necesitan las grasas, sobre todo si son saludables, como las almendras y el aceite de oliva, que contienen ácidos omega 3 y ayudan al cerebro, la piel, el sistema inmunológico y como desinflamatorios naturales.
El hot dog está dentro de esta competencia al ser uno de los antojos más fáciles de preparar.
Ballesteros Almaguer le calcula 155 calorías a este ícono de la comida rápida estadounidense, menos que el sándwich de atún, pero lo importante es la nutrición, y para esto tiene que medirse la calidad del embutido, que, si es de pavo, contiene menos calorías.
También se consiguen en el mercado salchichas aún más saludables, pero más caras, que se empacan al alto vacío y que no contienen muchos conservadores, para que te des este gusto en casa al sumarle cualidades nutritivas.
“Es más nutritivo un sándwich de atún o de jamón de pavo“, agrega. “Es importante cuidar las calorías, y pueden ser las mismas si provienen de una fruta, una salchicha o una rebanada de jamón, pero los nutrientes son muy diferentes; en eso hay que tener mucho cuidado”.
Y, si se trata de disfrutar de una película, ya sea en casa o en el cine, las palomitas son imprescindibles, claro, a menos de que se atraviesen unas papitas.
“Al analizarlas”, explica la nutrióloga, “no se encontró gran diferencia en cuanto a calorías y carbohidratos.
La especialista señala que en lo que sí se encontró distinciones fue en saciedad porque ésta es mayor en tres tazas de palomitas comparado con las 22 piezas o 25 gramos de la bolsita de frituras”.
En cuanto a los postres, la comparación entre un helado y una nieve es obvia en cuanto al número de calorías porque el primero se hace con leche y tiene lo doble de calorías; sin embargo, se recomienda más esta última por ser más nutritiva al contener los tres grupos de alimentos.
Si te vas de fiesta, estás en la playa o en un restaurante, lo de moda es beber una copa de vino tinto, pero a lo mejor se te antoja una piña colada con ron.
Ambas bebidas contienen alcohol, pero ni le pienses en cuestión de calorías porque el vino tiene sólo 72, mientras que la bebida preparada sube hasta 302. Además, no tiene las cualidades cardiovasculares que le han otorgado al caldo de uvas.
Fuente: Marissa Ballesteros Almaguer