Hasta 250 operaciones tiene que realizar un buen cirujano para que su curva de aprendizaje comience a estabilizarse. Aunque hasta ahora ya se sospechaba que los profesionales que realizaban más intervenciones de cáncer de próstata representaban un mejor pronóstico para sus pacientes, existían pocos datos fiables que certificasen esta creencia.
Un estudio que ahora publica The Journal of the Nacional Cancer Institute confirma que, efectivamente, los pacientes con cáncer de próstata operados por cirujanos más experimentados son los que tienen menos probabilidades de recaer de su enfermedad.
El trabajo, que encabeza el doctor Andrew Vickers, del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York (EEUU), ha evaluado los datos de 72 cirujanos procedentes de cuatro instituciones estadounidenses de Nueva York, Texas, Michigan y Ohio, que extirparon la glándula prostática (prostatectomía) a más de 7.700 varones entre los años 1987 y 2003.
Según indican en sus conclusiones, los pacientes operados por los especialistas más curtidos eran los que menos recaídas experimentaban transcurridos cinco años de la cirugía. Así, por ejemplo, las personas en manos de cirujanos con menos de 10 intervenciones en su currículum tenían un 70% más riesgo de recaída que quienes fueron operados por especialistas con más de 250 prostatectomías a sus espaldas.
Implicaciones prácticas
Como explica el investigador principal, estas cifras demuestran que la curva de aprendizaje para esta operación es muy empinada, es decir, no se detectó una significativa mejoría en el pronóstico de los pacientes hasta que los cirujanos alcanzaban la cifra de 250 operaciones.
Las implicaciones de esta demostración, añaden, afectan tanto a la práctica clínica como a la educación quirúrgica de estos profesionales, e incluso al seguimiento que deben tener los pacientes operados de un tumor en la próstata. “Es posible que la técnica quirúrgica de los más experimentados sea diferente”, proponen, “o puede ser que estos especialistas operen en menos tiempo y esto reduzca la posibilidad de que la enfermedad se extienda [fuera de su localización original]”.
Como en todo estudio retrospectivo, los autores admiten que es difícil excluir completamente la influencia que podrían haber tenido ciertos ‘factores residuales’ en los resultados, aunque se tuvieron en cuenta las características patológicas de los tumores o la edad de los pacientes, entre otros posibles elementos de confusión.
Además, aclaran, el criterio de recurrencia empleado fue el de la elevación del PSA (antígeno prostático específico). “Puede argumentarse que éste no es un criterio de relevancia clínica directa para el paciente, pero cualquier criterio clínico, como la aparición de metástasis, está inevitablemente precedido de esta recurrencia bioquímica”.
Fuente: elmundo.es