Amiga, hermana, vecina… es muy probable que en los últimos años haya escuchado que mujeres cercanas a usted padecen cáncer de mama y, la mayoría, con un común denominador: tienen menos de 40 años.
Las razones de por qué mujeres cada vez más jóvenes son afectadas no se conocen aún, explica Vicente Valero, cirujano oncólogo y maestro del MD Anderson Cancer Center, en Houston, Estados Unidos.
“Lo que sí sabemos es que la incidencia de cáncer de mama entre las mexicanas, y latinoamericanas, ha ido en aumento, y llama la atención que en las latinas se presenta a una edad más temprana, hasta 10 años antes, que en la población anglosajona”, explica el especialista.
En promedio, la aparición de este mal se daba en mujeres de 55 años, y ahora ha bajado a los 45; incluso se reportan casos de menor edad.
“Más de 40 por ciento de los casos son en menores de 40 años, y no estamos 100 por ciento seguros de qué está pasando, no hay una causa directamente entendida”, coincide Javier Sáenz Chapa, gerente de la línea oncológica del Programa de Detección Precoz de Cáncer de Mama del Centro Médico ABC.
Ante este panorama, médicos e investigadores están tratando de encontrar cuáles son las razones por la que la edad va a la baja.
“En el MD Anderson Cancer Center estamos participando con grupos mexicanos para entender por qué se da esta situación”, comenta Valero.
A partir del análisis de muestras de sangre y de los tumores extraídos a mujeres de Jalisco, Sonora, Sinaloa y, en corto plazo, de pacientes atendidas en el Instituto Nacional de Cancerología, se pretende saber qué es lo que les ha provocado el mal. Los especialistas consideran que, dentro de cinco, podrán tener algunas pistas.
A los 27
Claudia Alicia Gutiérrez tuvo que enfrentar la realidad del cáncer de mama antes de alcanzar su tercera década de vida.
Una mañana de septiembre de 2007, frente al espejo, sin blusa ni sostén, se detectó una bolita en el seno izquierdo.
Como en la mayoría de los casos, en su familia no había antecedentes.
Acudió al médico, y, mientras le hacían estudios, llegó diciembre, y la protuberancia que se había palpado ya medía un centímetro más.
Este acelerado crecimiento la hizo someterse a 4 quimioterapias y 25 radiaciones.
Que el tumor estuviera “encapsulado” y no hubiera desarrollado metástasis resultó una ventaja, y, a un año de haberlo encontrado, parecía haber desaparecido, cuenta la joven de origen chiapaneco.
A modo de prevención, los médicos decidieron someterla a una mastectomía radical.
“Me dijeron que, por mi edad y el tipo de tumor que tuve, de volver a aparecer, el cáncer puede ser más severo y que sólo así podríamos reducir en gran medida los riesgos. Fue un proceso muy difícil, más a mi edad, porque nunca había pasado por mi mente que pudiera tener cáncer”, comenta.
El apoyo psicológico que recibió, sumado a la posibilidad de reconstruir su seno, le ayudó a enfrentar con buen talante su enfermedad.
“Además de mi familia y amigos, mi niña, de 4 años; fue mi principal motivación para salir adelante”, dice.
Según Valero, a pesar de que México aporta pocos casos de cáncer de mama al millón que cada año se regstra en el mundo (alrededor de 15 mil, mientras que en Estados Unidos son 180 mil), existe un problema particular: los casos se detectan muy avanzados, aun en las más jóvenes.
“El 40 por ciento de los casos entre mexicanas se detectan en etapas avanzadas, es decir, en tercera y cuarta fase, por lo que la posibilidad de curación disminuye”, asegura.
¿Qué hago?
El que la edad de aparición del cáncer de mama esté bajando obliga a las mujeres jóvenes a estar más pendientes de su cuerpo, pues, en caso de que aparezca, detectarlo en sus primeras fases es determinante para el éxito del tratamiento, afirma Valero.
Los 40 años de edad marcan la diferencia, indica Sáenz.
Antes de alcanzar la cuarta década de vida, las mujeres deben realizarse un ultrasonido de mama, sobre todo si a través de la autoexploración mensual han identificado un cambio en la apariencia de los senos, y acudir a un sitio donde radiólogos capacitados hagan la interpretación adecuada.
Sin embargo, las condiciones naturales de la mama a esa edad pueden impedir ver claramente alguna alteración, advierte el especialista del Centro Médico ABC.
Por eso, sin pretexto alguno, a partir de los 40 años, y de manera anual, las mujeres deben realizarse una mamografía, estudio que revela con más seguridad cualquier anormalidad, coinciden Valero y Sáenz.
“Aún no sabemos si lo mejor será hacerla antes, pero, aunque haya casos de más jóvenes a nivel masivo, esta es la recomendación de la Sociedad Americana de Cáncer. Los estudios que estamos realizando nos darán la pauta para determinar si hay que bajar la edad de esta recomendación”, señala Valero.
¡Al médico!
Si tiene algunos de estos signos, acuda rápidamente:
• Una protuberancia en la mama
• Sangrado o secreción inusual por el pezón
• Retracción, descamación y cambio de color de la areola
• Hundimiento del seno
• Cambios en la textura de la piel
• Enrojecimiento e inflamación
• Asimetría marcada entre las mamas
Fuente: Vicente Valero y Javier Sáenz Chapa