Todas las personas que te dijeron que no era cierto, te mintieron. El dinero sí puede comprar la felicidad.
¿Aún lo dudas? Te decimos cómo puede ser realidad esto y las formas de lograrlo. Si piensas que el dinero no puede comprar la felicidad, entonces no lo estás empleando bien.
Se afirma que la razón detrás de esto es que “el dinero, a menudo nos vuelve egoístas… y la razón por la que no nos hace felices es porque lo gastamos en cosas equivocadas y, en particular, en nosotros mismos.
Para mostrarlo, te recomendamos el libro Happy Money: The Science of Smarter Spending, en el cual aseguran que el dinero sí puede comprar felicidad sólo si se gasta de acuerdo con cuatro principios:
Experiencias
Para los autores los objetos materiales causan menos satisfacción que las experiencias (como los viajes o hasta un picnic).
La razón de que esto sea así es porque las anhelamos con mayor deseo, nos hacen felices antes de vivirlas y las tenemos por un corto lapso y muy pocas veces en la vida. Por si fuera poco, las experiencias tienen el potencial de convertirse en recuerdos memorables y anécdotas que quizá nos dejen algún aprendizaje.
Tiempo
El tiempo es nuestro único capital. El dinero va y viene, pero el tiempo no. Si no lo aprovechas, entonces lo pierdes para siempre, así que debes saber administrarlo e invertirlo.
Bill Gates y Carlos Slim tienen las mismas 24 horas que tú, ni un minuto más. Sólo que ellos saben muy bien capitalizar esos 1,440 minutos del día. Así que antes de gastar en algo, pregúntate cómo afecta esa compra a la forma en que usas tu tiempo o si en verdad contribuirá a que hagas más con menos.
¿Qué compras podrían beneficiar tu tiempo? Tal vez un buen smartphone, tableta o computadora que sean eficientes al trabajar y que no tengas que reparar después (y, por lo tanto, perder valiosos minutos de tu vida).
Algo especial y diferente
¿Qué sientes cuando pruebas ese pastel de chocolate que sólo comes en casa de tu tía o de tu abuela (a la cual ves, por cierto, dos o tres veces al año)? Seguro que ese postre te sabe a maravilla.
Ese es el secreto. Limitar el acceso a tus cosas favoritas. Con ello podrás apreciarlas y codiciarlas. Además tomarán un lugar preciado en tu vida. En cambio, si las compras o consumes con frecuencia, sólo porque te gustan o porque puedes, un buen día perderán su valor.
No está mal proporcionarte ciertos gustos, lo importante es encontrar el verdadero equilibrio.
Compra para otros
Hay una buena razón por la que los Reyes Magos existen. Además de hacer felices a los niños con juguetes, gastar en otros también proporciona felicidad a la persona que da.
Los Reyes Magos y Santa Claus lo saben bien. El secreto detrás de este principio es que somos conscientes de que aportamos a la felicidad de otro y eso nos conecta.
Así que ya lo sabes: el dinero sí compra la felicidad, pero no como siempre lo creíste. No necesitas gastar en los gadgets de último momento ni comprar o cambiar de auto con frecuencia.
Gastar dinero en otras personas tiene un mayor retorno que gastarlo en nosotros mismos.
Fuente: Michael Norton