Acaba ya con el mito, hacer ejercicio no te da permiso de comer lo que quieras, menos en grandes cantidades. No: definitivamente, hacer ejercicio no es un permiso abierto para comer cualquier antojo.
Para quienes corren, comer en abundancia después de un maratón o incluso de un 10K no es una buena idea ni siquiera porque el organismo necesita recuperar carbohidratos y minerales perdidos por el esfuerzo físico.
Tampoco se deben hacer comilonas al término de un entrenamiento creyendo, de forma equivocada, que, por haber sometido al cuerpo a la actividad física intensa, se puede ingerir todo tipo de alimentos justificando que se debe compensar el desgaste hecho.
Es muy común que personas que se ejercitan de forma regular no eliminen grasa corporal porque tienen una alta ingesta de carbohidratos, en especial de los llamados simples, como dulces, bebidas azucaradas, pan dulce, así como alimentos fritos.
En muchos casos, esos “permisos” para consumir golosinas o refrescos están justificados en el ejercicio.
Todas las personas, sean o no corredores, deben seguir una alimentación que corresponda a su constitución física, género, edad y actividad que realicen en el día.
En el otro extremo de las personas que se ejercitan pero comen golosinas, están los corredores que no ingieren lo necesario para rendir en entrenamientos o competencias.
De no contar con los nutrientes suficientes, puede presentar la denominada “anemia crónica del corredor“..
Un corredor necesita de una dieta enfocada en minerales y sales para que no presente anemia crónica del corredor, que implica una pérdida de mucho hierro, por la que automáticamente todas las sales y minerales del cuerpo empiezan a bajar.
Cuando estás corriendo pierdes hierro porque se pierde la glucosa, y cuando esto ocurre el cuerpo empieza a absorber los minerales que uno tiene en el organismo, como el hierro, potasio y zinc, principalmente. Por eso se requiere hacer una buena carga de carbohidratos cuando vayas a correr.
Un corredor necesitaría comer muchas espinacas, alubias, ciertos alimentos que ayuden; si el cuerpo pide más, hay que darle más, y, obviamente, se tendrá un rendimiento físico muy estable.
Una dieta rica en hierro y, por supuesto, carbohidratos incide directamente en el cuidado de los tejidos musculares, las articulaciones y, en consecuencia, en la vida sana del corredor.
Por eso el consumo de todos los grupos de alimentos antes de una rutina, y más aun previo a una carrera, es básico para tener un buen rendimiento y preservar la salud.
Sin embargo, es importante saber qué comer y en qué porciones dependiendo de la distancia de la competencia; por eso la tradicional cena de carbohidratos previa a un maratón, aunque, cabe aclarar, la carga de hidratos de carbono rumbo a una competencia debe hacerse con una semana de anticipación.
Fuente: Aarón Beltrán