“¿Quiéres saber la edad de una persona?”, me comenta mi papá, “sólo fíjate en su caminadito. La persona se puede hacer mil cirugías plásticas, pero su caminar no miente”.
¡Qué razón tiene! La postura habla más de lo que quisiéramos, incluso en un/a joven, porque depende del estado de ánimo, de una actitud interna y de nuestra fuerza y tono muscular. Si hay una disciplina que nos da todo esto y mil beneficios más, sin duda es el yoga.
Este fin de semana tuve el privilegio de ir junto con Pablo, mi esposo, a un retiro de yoga en Tepoztlán, con una de las mejores maestras de México, Cristina Quezada. ¡Qué delicia! Pudimos experimentar la quietud del lugar, de la mente, atender el ritmo de nuestra respiración, estirar el cuerpo en posturas que, de entrada, imaginamos imposibles e impensables.
El yoga no es para mí, estarás pensando, intimidado/a porque quizás has visto a alguien en posturas extrañas que ni trepanado del cerebro podría hacerlo. Así que ni para qué trato. Esto nos pasó a la mayoría de los que ahora practicamos esta disciplina. Pero, como nos dice Cristina, “poco a poco, escucha tu cuerpo, con amor y sin forzar”.
Todo el mundo puede practicar yoga. Hombres, mujeres, jóvenes, adultos mayores, flexibles o tiesos, sanos y no tan sanos. Lo único que necesitas es estar vivo y tener la curiosidad de experimentar y disfrutar los regalos que la vida te dio: mente, cuerpo y espíritu.
Hacer yoga es como afinar nuestro mejor instrumento: el cuerpo. Imagínate que todos los días tocas el violín en una orquesta (esto equivale a tener un trabajo estresante, estar con los niños o quizá luchar contra una enfermedad). Para tocar con mayor habilidad, necesitas afinar tu instrumento antes de iniciar el día, ¿no? Para esto, nada mejor que el yoga.
La palabra yoga viene del sánscrito yuj, que quiere decir juntar, unir, y yoke, dirigir y concentrar tu atención. Como dice el gurú Iyengar en su libro “Light on Yoga”, es la unión de cuerpo, mente y espíritu con lo divino; es la postura del alma que permite ver la vida en todos sus aspectos y lograr la paz interior. ¿Tú crees que la necesitemos?
¿Por qué hacer yoga?
Entre los miles de beneficios que aporta esta disciplina milenaria, desarrolla tus músculos, mejora tu postura, alinea tu columna y coyunturas, te hace flexible, mejora el funcionamiento de todos tus órganos, aleja la depresión, la ansiedad y, por si fuera poco, moldea tu cuerpo. Además, es un camino hacia la autoconquista y autoconocimiento.
Una de las maravillas del yoga es que es un sistema de energía. Si estás desganado, te energetiza. Si estás estresado, te relaja. Y la respiración es una de las claves. Deepak Chopra dice que, a través de la respiración consciente y de las técnicas de movimiento del yoga, refuerzas la relación entre cuerpo y mente, lo cual retrocede el proceso de envejecimiento.
Por ejemplo, hay una respiración que se llama Ujjayi, en la que inhalas y exhalas fuerte hasta sacar todo el aire; después, lentamente llevas aire a la parte baja de los pulmones, haces una pausa, luego a la parte media, pausa, y después a la parte superior de estos órganos. Ahí lo detienes lo más que puedas, y luego lo exhalas de forma controlada. Pruébala. Se me terminaría el espacio contándote sólo las maravillas que esta respiración te da.
Te invito a practicar yoga. Sólo probando te puedes dar cuenta de todo lo que aquí, en pocas líneas, te puedo decir. No sólo tu caminar te hará ver más joven, sino tu cuerpo, tu mente y tu actitud hacia la vida reflejarán sus beneficios. Nunca es tarde para empezar.
Fuente: Gaby Vargas