Por Tu Salud

Inteligencia emocional para los jóvenes

"¿Qué haces? -Nada". "¿Cómo estás? -Bien". "¿Qué piensas de la película? -No sé". Respuestas casi monosilábicas a veces revelan que niños y jóvenes no saben cómo expresar alguna idea o sentimiento, no porque no piensen ni sientan, sino porque nadie les ha enseñado a desarrollar dichas habilidades de comunicación.

Inteligencia emocional para los jóvenes“¿Qué haces? -Nada”. “¿Cómo estás? -Bien”. “¿Qué piensas de la película? -No sé”. Respuestas casi monosilábicas a veces revelan que niños y jóvenes no saben cómo expresar alguna idea o sentimiento, no porque no piensen ni sientan, sino porque nadie les ha enseñado a desarrollar dichas habilidades de comunicación.

Para evitar escenarios como ese, Sofía Smeke, pedagoga y maestra en terapia racional emotiva y conductual, propone encauzarlos para desarrollar la inteligencia emocional.

“Darles herramientas para que en el futuro enfrenten con mayor éxito los desafíos, retos o cualquier circunstancia que se les vaya presentando en la vida, no sólo en la educación formal”, comenta la creadora del Programa para el Desarrollo de la Inteligencia Emocional y las Habilidades Sociales para Niños de Primaria, que ha plasmado en el libro Alcanzando la inteligencia emocional (Ediciones Ruz).

El sistema creado por Smeke contempla la convergencia de la inteligencia intrapersonal, con la inteligencia interpersonal y una serie de valores.

Inteligencia intrapersonal

Lema: “Conócete a ti mismo”.

En esta área se construyen habilidades para que niños y jóvenes identifiquen las cualidades y fortalezas con las que cuentan para resolver problemas.

Se trata de aprender a manejar la autoestima, controlar el enojo, manejar el estrés y reconocer las emociones que genera cierta situación para llamarlas por su nombre, y así evitar que sean canalizadas de manera errónea.

También se desarrolla la habilidad de la responsabilidad. “No es lograr que siempre cumplan con sus tareas, implica hacerse responsable de los actos, no cuando ya se hicieron las cosas, sino anticipar las consecuencias de mi acto y a partir de eso decidir cómo actuar”, aclara Smeke.

La tolerancia a la frustración se suma al desarrollo de la última habilidad: el optimismo.

“Ser optimista es aprender a observar nuestras posibilidades reales, pensar: ‘tengo esto y a partir de esto qué puedo hacer’; no sólo observar la parte negativa de nuestro actuar, sino nuestras propias cualidades y fortalezas, que son las que ayudan a seguir adelante”, considera la pedagoga.

Inteligencia interpersonal

Lema: “Decídete, interactúa”.

Con la seguridad que se construye al manejar las anteriores habilidades se está listo para concentrarse en el desarrollo de la inteligencia que permite relacionarse con las demás personas.

Aquí se aprende a escuchar a los otros, a verlos a los ojos cuando hablan, concentrarse en lo que plantean y a no juzgarlos.

“Escuchar nos hace mejores seres humanos y así podemos entender mejor al otro y desarrollar la empatía, que se establece cuando entiendo a una persona y me pongo en su lugar”, señala Smeke.

A través de la asertividad, otro elemento de esta inteligencia, se desarrolla la capacidad de decir lo que se siente y piensa, de manifestar y satisfacer las propias necesidades sin tener que pisar los derechos del otro.

“Desde pequeños pueden volver esta actitud parte de su personalidad”, comenta la autora.

Aprender a interpretar las emociones de los otros para saber cuándo hablar con ellos y actuar de forma adecuada en el momento adecuado es otro punto.

Finalmente, en la solución de los problemas y el trabajo en equipo se ponen en práctica todas las habilidades anteriores.

“Yo puedo ser una persona con puros dieces, con un desarrollo académico importante, pero si no sé trabajar en equipo, mi preparación no me sirve de nada”, ejemplifica Smeke.

Valores “sitúa tu meta y alcánzala

Con el conocimiento de sí mismo y la capacidad de entender a los demás, se puede hacer de ciertos valores un estilo de vida para fijarse metas y trazar el camino para llegar a ellas.

Así se presenta “la hora de la verdad”; es decir, la puesta en práctica de las habilidades intra e interpersonales siempre con base en lo siguiente: respeto, cooperación, solidaridad, tolerancia, honestidad y consideración.

“La vivencia de los valores se debe alcanzar por convicción propia”, considera Smeke.

Fuente: Sofía Smeke

Shares:

Temas Relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *